Tras caso Japón, a revisión 143 centrales nucleares de Europa.

La Unión Europea tomó la decisión luego de una reunión del bloque, integrado por 27 países.

Los ministros de Energía, o sus equivalentes, de la Unión Europea dieron el visto bueno a que las 143 centrales nucleares existentes en la Unión sean sometidas antes de fin de año a pruebas de seguridad que confirmen su fiabilidad. No se pusieron de acuerdo los ministros en hacer obligatoria la prueba ni en que suspender el examen suponga el irrevocable cierre de la planta en cuestión. También quedan por fijar los criterios que se seguirán en las pruebas.

Los responsables de Energía de los Veintisiete se reunieron para dar el impulso político a la decisión adoptada la semana pasada en Bruselas por otros actores de menos nivel sobre la pertinencia de realizar tales pruebas. A la luz de la experiencia de Fukushima se tendrán en cuenta terremotos, inundaciones, procedimientos de refrigeración, regímenes de aprovisionamiento eléctrico, mecanismos de suministro de emergencia y capacidad de resistencia a crisis creadas por el hombre, eufemismo que cubre desde ataques aéreos a asaltos terroristas o ciberataques.

Gobiernos, expertos, Comisión Europea y otros elaborarán en un próximo futuro los criterios para analizar esos factores de riesgo con vistas a “contar con una lista común de características para la seguridad europea”, según el comisario de Energía, Günther Öttinger. La reunión sirvió también a los ministros para descargar su furia sobre Öttinger, que la semana pasada asoció el “apocalipsis” a lo ocurrido en Japón, pronosticó que estábamos a horas de nuevos acontecimientos catastróficos con pérdidas adicionales de vidas humanas y vaticinó que habrá centrales europeas que no pasarán los exámenes de seguridad.

“Desde luego el comisario no ha tenido una semana muy afortunada”, comentó el ministro español de Industria, Miguel Sebastián. “Así se lo hemos dicho, algunos con más dureza que otros”. El ministro francés, representante del país más nuclearizado de Europa, le echó en cara que se atreviera a decir que habría nucleares que no superarían las pruebas cuando aún no se han fijado los términos del examen. Ante la prensa, Öttinger intentó mantener el tipo, aunque rebajó el tono: cambió la idea del apocalipsis por desastre.

Quedan por definir las consecuencias de no participar en el examen o de suspenderlo. “La participación será voluntaria y el no hacerlo no tendrá consecuencias”, apuntó el ministro húngaro y presidente de turno, Tamas Fellegi. Sebastián mantiene que “si las centrales nucleares no superan esas pruebas, habrá que prescindir de su actividad”.

Sobre la futura composición de las fuentes de energía en la UE, donde 14 países tienen centrales nucleares y 13 no, los ministros acordaron que no es momento de tomar decisiones precipitadas. Sebastián aprovechó para pedir a la Comisión que reconsidere su decisión de suprimir las ayudas públicas al carbón a partir de 2018. “El carbón puede servir de respaldo en el caso de que haya dificultades de precio o de suministros en materias energéticas que importe Europa o en el caso de que Europa deje o no aumente su generación nuclear”, explicó el ministro. Öttinger señaló que el carbón solo podrá ser utilizado si es posible almacenar el anhídrido carbónico que produce.

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