En medio del alud de proyectos de ley antiinmigrantes que se ha precipitado por todo el país a veces surgen sorpresas insólitas. El asombro lo generó recientemente el senador estatal de Carolina del Sur, Robert Ford, durante una sesión del Comité Judicial de la Cámara Alta surcarolina, en la que se discutía una propuesta análoga a la SB 1070 de Arizona, que criminaliza a los indocumentados.
Ford, afroamericano, de filiación demócrata, se atrevió a sugerir que los mexicanos son mejores trabajadores que los negros y los blancos, tomando como ejemplo el personal que eventualmente será contratado para la construcción de una planta de la empresa Boeing, al norte de la ciudad de Charleston.
“Yo sé que ‘hermanos’, estoy hablando de los hombres negros, no van a hacer el trabajo sucio”, afirmó Ford, agregando que buscarán la manera de tomarse descansos.
Ford puntualizó que los ‘hermanos’ (afroamericanos) no se desempeñarán como los mexicanos y posteriormente dijo que los “’hermanos’ de ojos azules y piel pálida”, tampoco.
Durante su exposición Ford aseveró que el progreso del país se ha basado en los inmigrantes, narró su experiencia de compartir la vivienda con una familia de escasos recursos en territorio mexicano y contó como un grupo de jardineros arregló el césped, las plantas y el exterior de su casa eficientemente en media hora.
Las palabras de Ford causaron un alboroto nacional, pero no impidieron que el Comité Judicial del Senado Estatal de Carolina del Sur votara a favor de avanzar la discusión al pleno de esa Cámara del proyecto S 0020, que autorizaría a los agentes de la ley a detener y entregar a las autoridades de inmigración a los “sospechosos” de ser “ilegales”.
Los cinco miembros afroamericanos del Comité y un blanco votaron en contra, mientras que los votos a favor fueron 13.
Pese a que el ambiente antiinmigrante está tenaz en Carolina del Sur y que se están contemplando otros cuatro proyectos de ley contra los indocumentados, Ford no ha reculado en su posición y tampoco ha accedido a los múltiples requerimientos de ofrecer disculpas por lo que dijo.
Por el contrario en declaraciones a la televisión aseguró: “La base, en este momento, para la industria va a estar en los trabajadores mexicanos. Eso es un hecho. Ahora, ¿algunas personas se molestan por eso? Mejor deberían aprender historia de América… Yo salgo todos los días a ver los trabajadores. Todos los que hacen el trabajo sucio, todos los que hacen excavaciones, todos los que cementan, son trabajadores mexicanos”.
En junio del año pasado, el Sindicato de Trabajadores Agrícolas (UFW) lanzó la campaña nacional “Tomen Nuestros Trabajos”, que retaba a los ciudadanos estadounidenses a ocupar los puestos de agricultores. Tres meses después, solo siete ciudadanos habían tomado empleos en un sector de la economía en la que la mitad de los trabajadores, más de un millón, son indocumentados y la mayoría mexicanos.
Una muestra del tesón de la fuerza laboral mexicana se presenta en el documental “La cosecha de la vergüenza de California” (“California’s Harvest of Shame”), producido en 2008, que muestra a campesinos mexicanos pizcando cebolla en la oscuridad de la noche, utilizando linternas adheridas a sus frentes con bandanas.
Esta evidencia contrasta con el estereotipo del mexicano tomando la siesta con un sombrero y un sarape colorido a la sombra de un nopal.
En una encuesta, no científica, realizada por el sitio de internet del diario “The Post and Courier” de Charleston, 74 por ciento de los internautas se pronunciaron en contra de que Ford ofrezca excusas por decir que los mexicanos son los mejores trabajadores.
Tal vez los internautas le dieron la razón.