El aceite de lavanda tiene un potente efecto antifúngico.

El aceite de lavanda puede usarse para combatir la elevada incidencia de infecciones resistentes a los antifúngicos, según un estudio desarrollado por científicos de la Universidad de Coimbra (Portugal) publicada en 'Journal of Medical Microbiology'. Este aceite esencial ofrece un potente efecto antifúngico contra cepas de hongos responsables de las infecciones comunes de piel y uñas.

Estos científicos portugueses destilaron aceite de lavanda a partir de lavándula viridis L’Hér, un arbusto que crece en el sur de este país. El aceite fue probado contra un conjunto de hongos patogénicos y se descubrió que era letal para un conjunto de cepas patogénicas para la piel, conocidas como dermatófitas, así como para varias especies de cándida.

Los hongos dermatófitos causan infecciones en la piel, el pelo y las uñas, empleando la keratina presente en estos tejidos para obtener nutrientes. Son culpables de problemas como el pie de atleta o la tiña y puede generar incluso infecciones en el cuero cabelludo y en las uñas.

Las especies de cándidas conviven con los individuos más sanos sin causar problemas, pero pueden provocar candidiasis mucocutanea o candidiasis en algunas personas. En pacientes inmunodeprimidos, las especies de cándida pueden generar infecciones serias, si las células fúngicas entran en el torrente sanguíneo.

En la actualidad, hay relativamente pocos tipos de fármacos antifúngicos para tratar infecciones y aquellos disponibles suelen tener efectos secundarios.

Los profesores Lígia Salgueiro y Eugénia Pinto, líderes de este estudio, explicaron por qué es urgente encontrar nuevos fungicidas. “En los últimos años se ha registrado un incremento en la incidencia de enfermedades fúngicas, sobre todo entre los pacientes inmunocomprometidos”, han señalado estas expertas.

“Desafortunadamente, hay también un aumento de resistencias a los fármacos antifúngicos. Investigaciones realizadas por nuestro grupo y otros han demostrado que los aceites esenciales pueden ser baratos, alternativas eficientes con mínimos efectos secundarios”, añaden.

Los aceites esenciales destilados de lavanda son utilizados con frecuencia, sobre todo en la comida, los perfumes y la industria cosmética. Estudios de las actividades biológicas de estos aceites sugieren que los aceites de lavándula tienen propiedades sedantes y antiespasmódicas, además de ser potentes antimicrobiales y antioxidantes.

Estos científicos han demostrado que estos aceites actúan destruyendo las células fúngicas dañando la membrana celular. Ellos cree que investigar en mayor profundidad el mecanismo por el que funcionan estos aceites esenciales podría tener significativos beneficios clínicos.

Según Salgueiro, “el aceite de lavándula muestra un amplio espectro de actividad antifúngica y es muy potente”. “Esto es un buen comienzo desde el que desarrollar este tipo de aceite para uso clínico para manejar las infecciones fúngicas. Lo que se necesita ahora es realizar ensayos clínicos para evaluar cómo nuestro trabajo ‘in vitro’ se traslada a estudios ‘in vivo'”.

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