El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, compareció este lunes en el tribunal británico que debe decidir sobre su extradición a Suecia, país que lo reclama para interrogarle por presuntos delitos de carácter sexual.
El australiano, de 39 años, llegó hacia las 09H15 locales y GMT a la corte situada en el sureste de Londres, donde la vista comenzó cerca de una hora después, tras haber sido autorizado excepcionalmente por el juez a dormir en la capital británica durante los dos días que durará la vista de extradición.
Assange siempre ha negado las acusaciones formuladas contra él y estima que el caso está políticamente motivado tras la difusión en WikiLeaks y numerosos diarios de cientos de cables confidenciales de la diplomacia norteamericana y documentos secretos sobre las guerras de Irak y de Afganistán.
Sus abogados, que han anunciado su intención de luchar hasta el último recurso contra la extradición, argumentarán ante el juez que la demanda no se justifica porque Assange no ha sido acusado formalmente en conexión con las agresiones denunciadas por dos mujeres suecas en agosto de 2010.
La defensa del fundador de WikiLeaks alegará también que si la justicia británica accede a la demanda sueca “existe un riesgo real” de que Estados Unidos busque la “extradición o entrega ilegal” del australiano y de que éste termine en Guantánamo o corra el riesgo de ser condenado a la pena de muerte, según un documento publicado el mes pasado.
La justicia norteamericana ha iniciado una investigación contra Assange, pero hasta el momento no ha formulado ningún cargo contra él.
Assange, que fue arrestado y encarcelado en Gran Bretaña el 7 de diciembre en cumplimiento de una euroorden emitida por Suecia, se encuentra desde el 16 del mismo mes en libertad condicional.
Desde entonces, ha vivido prácticamente recluido en Ellingham Hall, una mansión situada a unos 200 kilómetros al este de Londres, donde pese a tener que cumplir con condiciones estrictas como llevar un brazalete electrónico y presentarse a diario en una comisaría, ha podido continuar su trabajo al frente de WikiLeaks.
La decisión del juez que debe pronunciarse sobre la extradición de Assange será importante, pero probablemente no decisiva, pues el australiano dispone de numerosas posibilidades de apelación, por lo que el proceso podría durar varios meses.