Todos aspiramos a progresar, pero pocos tienen una relación sana y normalizada con el dinero. El estreno de un nuevo año es una excelente oportunidad para empezar, pero con herramientas útiles de verdad.
El primer paso es aprender a administrar el dinero de hoy. La mayoría se queja de no tener dinero, pero en realidad todos tenemos. Algunos mucho, otros poco, pero todos tenemos dinero. La razón principal por la que la gente siente que nunca tiene, es porque no se detiene a observarlo.
Llevar un registro organizado ayuda a aliviar la carga mental y emocional relacionada con las finanzas. Aunque los gastos sigan ocupando el 100% de los ingresos, poder observar de forma organizada aligera la carga.
Una vez estructurados los ingresos y egresos, hay que identificar y eliminar los gastos-hormiga innecesarios. Por ejemplo, suscripciones, mensualidades, etcétera… Dedicar tiempo, agendado y organizado, a algo que nos apasione. Al aprender más sobre el tema, iremos encontrando infinitas formas de monetizarlo. Por ahí empezamos.
Al terminar la universidad, mis primeros años fueron de mucho trabajo y muy poca remuneración. Tuve diferentes empleos, donde cobraba desde $600 al mes hasta $2,000. No solo no me pagaban suficiente, sino que ocupaban prácticamente todo mi tiempo y drenaban mi energía. Esto era de esperar, ya que carecía de propósito.
No hay que olvidar que el dinero es lo que queramos que sea. En esencia, no es nada, sino papel impreso en deuda. No está respaldado en absolutamente nada. Entonces, si literalmente lo imprimen de la nada, es importante preguntarnos: ¿porque estoy entregando mi vida a un trabajo que no me hace feliz, a cambio de un poquito de dinero? ¿Qué puedo hacer para dar la vuelta a la situación?
Es válido preguntarse: ¿cómo tengo una relación con mis amigos? Seguramente, entre las respuestas estará: con comunicación, gratitud, diversión, compromiso… Funciona exactamente igual con el dinero. ¿Está en tu lista de amigos? ¿Te comunicas con el dinero? ¿Le agradeces? ¿Te comprometes?
Recomiendo seguir estos métodos:
-Personificar la figura del dinero en nuestra vida, darle una imagen (humana), asignarle un nombre, darle personalidad…
-Agradecer: Cada vez que llegue, sin importar la suma (incluso encontrar una moneda en el piso), es señal de abundancia si aprendes a verlo y agradecerlo como tal. Cada vez que paguemos algo, agradezcamos que podemos hacerlo en ese momento, aunque utilicemos el último dólar. Cada vez que dejemos ir dinero, digámosle que esperamos que regrese con más.
-Pedir más: No tengamos miedo de gritar los deseos más locos. En la ducha, en el auto, en el ascensor… Pedir como si hubiera un mago esperando a conceder todos los deseos, como si el dinero siempre fuera a decirnos que sí.
Al dinero no puedes darle nada, porque no necesita nada de ti. Lo que sí podemos hacer es dedicar cantidades a labores que beneficien a otros, sin esperar nada a cambio. Siempre que damos desinteresadamente, leyes universales abren un flujo que envían de vuelta una reacción acorde a la acción.
Por: Andrés Vélez, experto en mercados financieros
@ Agencia Notistarz