La Casa Blanca presentó este lunes a consideración del Congreso un proyecto de presupuesto federal para el año fiscal 2012, con el que aspira reducir el déficit que este año puede alcanzar la histórica cota de 1,6 billones de dólares, casi la décima parte de la economía estadounidense.
Al hacer la presentación, el presidente Barack Obama destacó los recortes propuestos que permitirán llevar la cifra a poco más de un billón, principalmente gracias a un congelamiento en el gasto corriente gubernamental y recortes en el Departamento de Defensa.
Pese a que el Partido Republicano viene pidiendo al gobierno ahorrar, en sus primeras reacciones algunos voceros opositores han dicho que las palabras presidenciales no responden a la necesidad de equilibrar las cuentas públicas.
Tanto demócratas como republicanos reconocen que el Estado federal debe “vivir dentro del límite de las posibilidades”, pero la gran diferencia parece radicar en cómo hacerlo, qué es lo que se puede cortar y qué es lo que no.
Dentro de las posibilidades
El proyecto del ejecutivo para 2012 prevé recortes por un billón de dólares en la próxima década, un crecimiento económico del 3,6 por ciento y una baja del desempleo del actual 9,3 por ciento a 8,6 por ciento, un nivel todavía alto para EE.UU.
En total, el gobierno considera gastar en 2012 unos 3,79 billones, una reducción de 90.000 millones de dólares respecto al presupuesto de 2011.
Algunos programas del Pentágono y otros planes de ayuda internacional del Departamento de Estado serán reducidos o eliminados, aunque no los destinados a Israel o Egipto.
La propuesta de la Casa Blanca no tomó en cuenta todas las recomendaciones que hizo en diciembre la comisión presidencial a la que se le encargó estudiar cómo reducir el presupuesto.
En aquella ocasión el comité presentó un plan que permitiría ahorrar 4 billones de dólares por los próximos diez años, modificando la red de seguridad social y mediante una reforma general de impuestos, dos temas políticamente delicados.
Sin embargo, del lado republicano aspirarían a que se redimensionaran los beneficios sociales, como los planes de salud, a los que consideran responsables de la mayor parte del hueco fiscal estadounidense
La política de los números
En general los especialistas económicos y operadores de mercado consideran que la propuesta presidencial es un paso en la dirección correcta para reducir el déficit, pero recuerdan que se trata por ahora de un debate más político que técnico, que tomará meses en dar resultados concretos.
“El presupuesto presentado por el presidente frecuentemente no es un documento importante porque el Congreso suele ir en una dirección diferente”, afirmó Michael Moran, economista jefe de Daiwa Securities, una banca de inversiones de Nueva York.
“El punto clave del presupuesto es que es un documento político, así que creo que los números son relativamente insignificantes, y no es una condena al presidente Obama, es simplemente la manera como las cosas suelen ser”, dijo Ward McCarthy, jefe financiero de la banca de inversiones Jefferies.
Por lo pronto ambos partidos se enfrentarán en el Congreso por el aumento del llamado techo de endeudamiento, el nivel que se autoriza al gobierno para contratar préstamos.
El techo actual es de 14,7 billones de dólares y el Ejecutivo aspira que, pese a la renuencia de los republicanos, el Congreso lo eleve antes de marzo, para no caer en una eventual suspensión de pagos, que tendría graves efectos sobre la economía mundial.
La discusión sobre la deuda y el naciente debate presupuestario parece indicar que los republicanos usarán la responsabilidad fiscal como el tema central de la campaña del 2012, cuando el presidente Obama buscará la reelección.