El Error Europeo y los Atentados de Paris.

Por: Ignacio Prieto L.

Después de la II Guerra Mundial Europa cambió para siempre. La tremenda fatalidad que significó el auge del fascismo y la expansión de las ideas extremistas contra las minorías quedó grabada en sus habitantes para siempre. Aquella tragedia que por poco lleva al colapso de la minoría judía no podía volverse a repetir. Por lo que, motivados por la buena voluntad, las políticas educativas se mostraron escépticas ante el etnocentrismo y se motivó a las nuevas generaciones en un respeto hacia cualquier otra cultura o nación. De este modo, después de los ’70 nacieron europeos que ya no creían en la superpoderosa Europa, ni tampoco en la pureza de la raza aria y menos aún en la posibilidad de reconquistar el mundo.

Desde las aulas de las mejores universidades europeas se ha exportado el multiculturalismo como base central del desarrollo. Por tal razón las fronteras fueron abiertas a un flujo migracional procedente de los países que antiguamente fueron parte del sistema colonial europeo. Así el Viejo Continente poco a poco fue dejando de ser blanco, occidental y cristiano. Las bases culturales se fueron amoldando a los nuevos huéspedes a los cuales no se les trató de inculcar nunca un sentido de integración. Así las minorías de árabes, africanos, asiáticos, musulmanes y de otras religiones fueron creando sus propias microsociedades, dentro de la colosal sociedad de la Unión.

También desde las universidades se instó a los europeos nativos a que debían dejar sus propias tradiciones. Se fue perdiendo la identidad pero se fomentó el respeto irrestricto a la identidad de los que llegaran. Los nacionales no saben quiénes son y los emigrantes no pueden integrarse a quienes se desconocen a sí mismos. Como una consecuencia lógica, los emigrados musulmanes han mantenido sus propias costumbres, inculcándoselas además a sus hijos. Los nacidos en Europa de hijos no blancos piensan más como sus padres que como ciudadanos de un continente donde existen otras condiciones socio históricas. Al ciudadano nativo se le enseñó el respeto a la tolerancia, a la diversidad sexual y a la igualdad de género. Mientas que al musulmán se le dejó claro que podía seguir sus costumbres aun cuando estás no fuesen compatibles con los valores tradicionales europeos.

El resultado lo tenemos patentizado hoy más que nunca. Han chocado dos polos totalmente opuestos en la Vieja Europa y el trágico evento que está teniendo lugar en Paris ahora mismo no es más sino una serie de consecuencias lógicas del mismo. Desde el 2012 hasta la fecha Francia ha sido víctima de tres ataques terroristas de gran escala, en los cuales más de 170 víctimas fatales sin contar los atacantes. Al cierre de esta nota la cifra de muertes en el ataque de este fatídico viernes 13 de noviembre ascendida a 153 según reportes preliminares. En todos los casos anteriormente descritos los atacantes eran jóvenes musulmanes cuyo acto se hallaba justificado según ellos por la blasfemia al Islam de la sociedad occidental y sobre todo la ultra liberal sociedad francesa. Entendamos que para un extremista musulman la igualdad de género, los derechos de los homosexuales, la libertad religiosa y el laicismo estatal, entre otras cuestiones, son muestras de irrespeto contra su religion. Entiéndase que una aplicación de la Sharia o Ley Musulmana para muchos de estos casos, es la pena capital.

Por supuesto que eventos como estos solo dejan lugar a la repulsa de todos los que amamos la vida. Pero con eso no basta, no basta sabiendo más aún que tristemente no serán los últimos ataques. La sociedad europea ha demostrado vulnerabilidad y falta de objetividad para enfrentar el flagelo del terrorismo y sobre todo de la intolerancia. Una inmigración sin integración solo traerá eso como efecto directo, sino es que los partidos de ultra derecha no alcanzan mayor popularidad antes. Con esto prevemos de que en los próximos años de continuar estos ataques, el fantasma del etnocentrismo europeo reaparezca con bríos renovados y nos traiga del recuerdo olvidado el fenómeno cruel del nazi fascismo. Entonces el error que se deseaba evitar, se estaría trayendo de vuelta y quizás con una fuerza aún más arrolladora. Oremos porque no suceda y también para que Dios traiga paz en esta hora trágica a los parisinos.

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