03/01/2017. La violencia de los hooligans en los estadios de fútbol de la Bundesliga ensombrece una y otra vez el entusiasmo por ese deporte en Alemania.
El caso más reciente se registró el pasado 4 de febrero, cuando en el estadio de Dortmund se produjeron disturbios y enfrentamientos entre los fanáticos de los dos equipos que jugaban, el Borussia Dormund y el Leipzig.
Al inicio del partido, los aficionados que apoyaban al Dortmund mostraron desde la tribuna cartelones y mantas con leyendas ofensivas contra la policía. El ánimo estaba ya caldeado antes de empezar el partido.
La violencia se desató. Llovieron los objetos incendiarios, botellas vacías y piedras, incluso contra mujeres y niños. La policía también fue agredida. Los aficionados del Dortmund en el estadio no solo crearon caos en el estadio sino que prosiguieron afuera con disturbios.
De acuerdo con la policía, la afición del Dortmund mostró “extrema agresividad”, mientras testigos de los hechos en el estadio señalaron que llegaron a ver hasta 10 ambulancias para prestar primeros auxilios a los heridos.
Otros clubs de aficionados que acudieron al partido coincidieron en que al parecer la policía de Dortmud no tenía una estrategia de seguridad para evitar los disturbios.
Las acusaciones contra el directivo del equipo Dortmund, Hans Joachim Watzke, fueron muchas y duras, ya que lanzó andanadas que incentivaron aún mas la violencia de los fans de ese equipo. En el estadio había 81 mil 360 espectadores. Borussia Dortmund venció en el partido con un marcador 1-0.
El Sindicato de la Policía elevó asimismo reproches contra el Dortmund por la actitud que asumió Watzke en la intensificación de la violencia en el estado de esa ciudad. Los agentes del orden reportaron que Watzke contribuyó a que se creara un ambiente agresivo en el estadio.
El ministro federal del Interior, Thomas de Maiziere, demandó las consecuencias duras contra los fanáticos agresivos del Borussia Dortmund que atacaron a los espectadores en el estadio. Quien puso manos a la obra de inmediato fue el ministro del Interior del estado de Renania del Norte Westfalia, Ralf Jäger, donde se ubica Dortmund.
La policía de Dortmund inició amplias investigaciones sobre los fanáticos que ejercieron actos agresivos antes, durante y despúes del encuentro.
Uno de los focos de atención son las múltiples mantas y cartelones con frases ofensivas contra la policía que se mostraron desde el inicio del juego en la tribuna sur del estadio, donde se sentaron juntos los seguidores del Dortmund.
La Federación Alemana de Fútbol (DFB) informó también que procedería al castigo de los que participaron en los disturbios. De acuerdo a la ley alemana sobre violencia en el Deporte, la federación puede castigar a los clubs de aficionados que llevaron a cabo disturbios dentro del estadio.
La Federación puede imponer sanciones a los clubs de aficionados que causaron violentos enfrentamientos. Puede vetar su asistencia a determinados juegos, incluso puede demandar de los clubs multas económicas para financiar las reparaciones de lo destruído durante los disturbios.
La violencia de los fanáticos del Dortmund contra los del Leipzig ya tuvo las primeras consecuencias concretas. La Federación Alemana de Fútbol emitió una prohibición contra 88 aficionados del Dortmund que participaron en las agresiones del 4 de febrero.
La prohibición para ellos es válida en todo el país. Los datos de los hooligans del Dortmund los proporcionó la Central de Información para los Eventos Deportivos en Alemania.
El director de Seguridad de la DFB, Hendrik Grosse Lefert, declaró que esa rápida decisión, tomada en estrecho contacto con los directivos del equipo de fútbol Dortmund, es una clara señal más conta la violencia en torno a los partidos de fútbol.
Demuestra que los clubs de fútbol y la Federación actúan en forma consecuente, dijo. Unos días antes de tomar la decisión, la policía paró autobuses de hooligans del Dortmund que se dirigían a un partido de su club en la ciudad de Darmstadt.
Los agentes del orden encontraron fuegos pirotécnicos, manoplas, instrumentos para producir dolor, cascos para protegerse de los golpes en la cabeza y ropa para cambiarse y no ser idenitificados.
A ello se añade que la DFB consiguió la imposición judicial de la prohibición de la tribuna sur del estado de Dortmund, donde se congregan miles de aficionados y hooligans de ese equipo. Además, se sentenció a ese club de fútbol a pagar 100 mil euros de multa por los disturbios del 4 de febrero.
El fenómeno de la violencia en los estadios ha sido objeto de estudio en Alemania. Esta se desencadena por dos razones principales: frustración personal y provocación. A esos factores se suma el sentimiento de anonimidad que posibilita actuar en una muchedumbre.
Thomas Elbert, especialista en Psicología Clínica y Neurociencia del Comportamiento, declaró que hay patrones muy similares entre los hooligans alemanes y los soldados en regiones en crisis de África.
La violencia en ambos grupos sigue la dinámica de la adicción, por lo que amerita que sean enviados a una clínica para un tratamiento sicológico. Otra herramienta para que la sociedad les responda y les marque límites es prohibirles la entrada a los estadios.
Presenciar un partido les provoca la emoción de la aventura, sensación de poder, excitación, riesgos y tensión, ya sea en los estadios o en sus inmediaciones.
Esto significa quitarles el componente social del que se benefician para mostrar su fuerza, sentirse grandes y halagar su ego. “No deben pisar un estadio. Los clubs de fútbol les deben retirar ese derecho y se deben imponer reglas para que las sanciones sean asumidas por todos los clubs”, concluyó. Notimex