Miami, 29 jul (EFE News).- La posible llegada a Florida de una tormenta tropical el fin de semana pone más presión a uno de los estados más golpeados por el COVID-19, donde en las últimas 24 horas se contabilizaron 9.446 nuevos casos y 217 muertes.
Este es el segundo día consecutivo en el que Florida registra un récord de fallecidos, aunque los nuevos contagios se mantienen por debajo de la barrera de los 10.000.
Florida acumula ya 451.423 casos de coronavirus desde que se detectó al primer infectado el pasado 1 de marzo, mientras que el número de personas hospitalizadas y siendo tratados a día de hoy asciende a 8.793.
Pese a que el número de ingresos por la enfermedad se ha reducido en los últimos días, los hospitales continúan luchando contra el virus y en todo el estado el 84,26 % de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) está ocupado.
Las cifras de los centros sanitarios en el condado de Miami-Dade, que registró 30 muertos y 2.791 contagios en las últimas 24 horas, indican que tan solo tiene disponibles un 9,18 % de las plazas de UCI y que el total de camas listas para usarse asciende hasta un 17 %.
Los condados de Broward y Palm Beach son los otros dos más afectados por el virus y junto al de Miami-Dade concentran un 43,92 % de los contagios totales y un 44,73 % de los muertos desde que comenzó la pandemia en Florida.
ALERTAS EN FLORIDA
La región, que se mantiene como el segundo estado con el mayor número de casos de todo el país por detrás de California tendrá que luchar con lo que por ahora es el potencial ciclón “Nueve” que tiene un 90 % de probabilidades de convertirse en tormenta tropical.
El sistema que puede llegar al sur de Florida en los próximos días ya ha puesto bajo alerta a algunas ciudades de la zona como Miami-Beach, que ha advertido este miércoles a la población de que “esté preparada” para la lluvia y los vientos característicos de una tormenta tropical.
La Guardia Costera también emitió una alerta para el puerto de Cayo Hueso debido a unos vientos que pueden llegar a ser de 54 millas por hora (86 kilómetros por hora).
La División de Emergencia de Florida y el gobernador del estado, Ron DeSantis, también han lanzado alertas.
“Los pronósticos indican fuertes lluvias y vientos que afectarán a Florida desde el sábado hasta principios de la próxima semana. Los floridanos deben prepararse ya para tener al menos 7 días de suministros para desastres”, publicó el gobernador en su cuenta de Twitter.
COVID Y HURACANES
Hugh Willoughby, profesor de la Universidad Internacional de Florida (FIU) y que ha trabajado desde la década de los setenta para la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), reconoció a Efe que en su casa “ya se están preparando para lo que pueda pasar”.
Todavía hay cierta incertidumbre sobre la dirección exacta y la fuerza que tomará la tormenta que se llamará Isaías, y pese a que las previsiones suelen ser muy acertadas “lo único que podemos hacer en estos tiempos es vivir con incertidumbre”, según reconoció este experto.
“Hay dos cosas que van en contra de la formación de un huracán. La primera el polvo del Sáhara que llega por el Atlántico y suaviza el clima, y la segunda es que tocará tierra por lo que no se sabe cómo evolucionará a partir de ahí”, explicó Willoughby.
Este año ya se formaron las tormentas tropicales Arthur y Bertha, ambas antes del inicio oficial de la temporada ciclónica, que comienza el 1 de junio y concluye el 30 de noviembre, un número “por encima de la media” y al que hay que sumar el efecto de la pandemia.
Este profesor de FIU aseguró que el riesgo de la COVID-19 y los huracanes “ya se ha hecho notar” en algunos lugares como Texas, donde el fin de semana tuvieron el primer ciclón que se llamó Hanna y dejó grandes inundaciones.
“Estos lugares en los que son epicentros de la COVID-19 la población que no es rica va a sufrir al no poder reparar los daños. Además la posibilidad de estar encerrado en un refugio rodeado de gente supone un foco de contagios”, afirmó.
Willoughby, que vivió de primera mano uno de los huracanes más devastadores que haya azotado Florida (Andrew en 1992), abogó por el uso del desinfectante y la mascarilla durante los próximos meses, especialmente en los refugios antihuracanes ya que “se ha demostrado que estas medidas son efectivas aunque no protejan al cien por cien”.