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Santos: ¿Cobarde o Traidor?

 

Cuando el ex Presidente Álvaro Uribe anunció que su sucesor como candidato del Partido de la U, sería su Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, todos estábamos convencidos de que Colombia continuaría subsistiendo como la única alternativa democrática en la región sudamericana. Desde el año 1999 Latinoamérica veía como una a una las incipientes democracias representativas caían secuestradas en las manos del populismo pseudosocialista, inspirado en la Revolución castrista e impulsado por la otrora revolución chavista. En fin Colombia, de la mano de Uribe, resistía e imponía respeto, aun cuando se encontraba acorralada por todas partes, incluyendo la fatídica guerrilla, aliada también a los gobiernos circundantes. Por eso la subsistencia del modelo democrático era una prioridad que se mantuviera incólume en la tierra del mejor café del mundo. De ahí que centrada las esperanzas en el Ministro de hierro, devenido presidente de la República en 2010. Pero como dijera la famosa canción de la popular cantante Shakira, “el hierro al calor es blando”. Cuando las primeras perretas del poder le calentaron el asiento, el hierro se hizo demasiado flexible. Santos ha parecido ineficaz en la administración de una nación que está amenazada como ninguna otra, desde adentro y desde afuera. Primero hizo un pacto concesionario con la guerrilla. Decimos concesionario pues las concesiones han sido solo aportadas por el gobierno, ya que la guerrilla exige y exige, sin poner muy poco sobre el tapete. El colmo de la inutilidad de Santos como mandatario estuvo en utilizar nada y más y nada menos que a La Habana, como sede de las negociaciones con la guerrilla. No conocía Santos que fue desde Cuba donde una buena parte de la dirigencia narco guerrillera se formó. Pero ahora Santos se ha quedado totalmente congelado e inútil ante una crisis que le toca la puerta vecina y daña a sus ciudadanos colombianos de manera humillante. Me refiero a la decisión del sátrapa venezolano, Nicolás Maduro, quien ordenó un cierre unilateral de la frontera común entre las dos naciones, las cuales se encuentran bloqueadas desde el pasado 22 de agosto. El argumento de Maduro es una supuesta lucha contra el contrabandismo y el paramilitarismo, que según él, afecta a Venezuela desde Colombia. Todos conocemos que si de algo Maduro adolece es de falta de coherencia y honestidad. su propósito es crear otra cortina de humo, para postergar o incluso anular las elecciones parlamentarias de diciembre, donde se espera que el oficialismo reciba una contundente derrota. Siempre este pseduotirano títere de Castro ha utilizado argumentos tan inverosímiles como incluso hablar con pajaritos. Lo trágico de este suceso es que una vez más la población colombiana ha quedado secuestrada por los caprichos de un demente asesino. Se han multiplicado los abusos contra la población civil. Destrucción de viviendas, decomisos, robos y todo tipo de atropellos, incluyendo el ultraje sexual y la violación, han sido cometidos contra inocentes ciudadanos cafetaleros, sin que los orangutanes del madurismo hayan podido establecerles un vínculo con brazos paramilitares. ¿Y mientras tanto, donde esta Santos? ¿Qué papel piensa jugar el presidente de un país, cuyos ciudadanos están siendo sometidos a brutales abusos? Pues para la gran sorpresa de muchos, Santos sigue jugando el mismo rol que ha asumido con la narco guerrilla, ahora con Maduro y sus secuaces. El presidente de Colombia espera negociar con su homólogo venezolano una salida a esta crisis, usando los mecanismos multilaterales de la UNASUR, verdadero clan de mafiosos, donde unos a otros se apoyan y se tapan las atrocidades cometidas. El colmo de lo patético fue que la canciller colombiana María Ángela Holguín se quejara de que Maduro no responde sus llamadas. Un momento, ¿qué parte nos hemos perdido? Los ciudadanos colombianos están siendo desplazados de manera opresiva y feroz, la guerrilla rompe el cese al fuego a cada rato, y el gobierno se enfoca en que no le han devuelto las llamadas. UNASUR se ha callado ante los desmanes del madurismo en Venezuela con decenas de muertos, desaparecidos, presos de manera injusta, un proceso lleno de irregularidades contra el líder opositor Leopoldo López contra el cual no ha habido una coherencia en las evidencias presentadas por la fiscalía venezolana y aun Santos espera una respuesta de este órgano multinacional, pero unilateral. Por suerte para los colombianos, ya la Procuraduría General de la República se ha pronunciado al respecto y en la voz de su Procurador General, Sr. Alejandro Ordoñez, manifestó una denuncia ante el Fiscal de la Corte Penal Internacional, de acuerdo a un reporte de CNN en Español, de septiembre 4. En este sentido y de acuerdo a la Constitución Colombiana de 1991 en su artículo 276, el Procurador General “No pertenecerá al mismo partido, movimiento político o coalición del Presidente de la República y no podrá ser reelegido. Si el partido o movimiento político al cual pertenezca el Procurador entrará a hacer parte del Gobierno, el elegido cesará en sus funciones y se procederá a una nueva elección”. En pocas palabras, este acto valiente no representa las lentas decisiones del Sr. Santos. La referida falta de pantalones del presidente y su ambiguo carácter pare resolver asuntos tan dramáticos ya no son convincentes. A la pregunta de que si Santos no es más que un cobarde que no ejerce con la debida diligencia su papel al frente de una nación bajo amenaza, creo, no caben dudas. Santos no tiene miedo a sus enemigos, sino que les hace el juego de manera complaciente. Santos no es un cobarde, sino un traidor a su Patria.

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