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Raúl Castro: homenaje al “Príncipe” de Maquiavelo y los tambores de “Guerra Fría”. Por: Ignacio L Prieto.

Recuerdo mis clases de Filosofía del Derecho, cuando yo cursaba mi segundo año de leyes. Era para todo estudiante de la ciencia de las pandectas un verdadero calvario tener que conseguir los más de cincuenta libros de literatura complementaria. Uno de ellos y sin duda mi favorito fue la renacentista obra “El Príncipe”, del filósofo italiano Nicolás de Maquiavelo. Más que un libro de filosofía, era un verdadero tratado de política, o mejor dicho de cómo hacer política. Para Maquiavelo el líder no podía ser un ejemplo de ética y honestidad, sino más bien todo lo contrario. Para liderar mejor, había que comportarse sutilmente manipulador y ser temido mejor que ser amado. Hoy, a poco más de 600 años después, vemos como el comportamiento de los hombres que llevan sobre sus espaldas la responsabilidad de guiar las sociedades es sin duda el propio de aquel prototipo maquiavélico. Un caso que ha conmocionado a la comunidad cubano-americana fue sin dudas el relacionado con los anuncios hechos al unísono por parte de los gobiernos de Washington y La Habana, del pronto restablecimiento de las relaciones entre ambos países. Desde el pasado 17 de diciembre parecía que el último capítulo de la “Guerra Fría” quedaba cerrado. Pero, para desacierto de los más ingenuos, el sátrapa cubano Raúl Castro ha heredado un país sometido a sus designios y no parece que le agrade la idea de compartir el poder en el futuro. Así, Raúl ha jugado muy bien sus cartas, dilatando la definitiva apertura democrática, tras la negociación con los EE UU. Pero el colmo de las desilusiones para los que desde acá se habían llenado de esperanzas sucedió hace solo unos días. Raúl recibió personalmente a un emisario de alto nivel de la Armada rusa. Se trata del General de Ejército Serguei Kuzhuguetovich Shoigu, Ministro de Defensa de la Federación Rusa. El rotativo oficialista Granma con fecha 13 de febrero, califica que el dialogo se realizó“sobre los lazos históricos que unen a ambas naciones”, puntualizando además que las dos partes han “ratificado la voluntad de continuar fortaleciendo los vínculos de cooperación”. A juicio de los que sabemos leer entre líneas los libelos oficialistas del castrismo, entenderíamos por “lazos históricos” los mismos que unieron a Cuba y a la extinta Unión Soviética en su desesperado intento de someter al mundo libre durante la aparentemente languideciente “Guerra Fría”. Del mismo modo las tensiones entre EE UU y Rusia no han sido enfriadas tras la aventura putiniana en Ucrania. Es por eso que esta supuestamente normal reunión bilateral, a solo 90 millas de los EE UU, no es sino la confirmación de que, aun cuando el gobierno yanqui crea otra cosa, la Guerra Fría está muy lejos de terminar. El propósito de una mayor cooperación entre Moscú y La Habana, se traduce en una seria amenaza para los EE UU y solo quien no lo desee, no se daría cuenta. Raúl, juega a ser el nuevo “Príncipe”, el cual teje su tela de araña frente a las mismas narices de un gobierno norteamericano, que debería, a juicio de este servidor, leer un poco más a Maquiavelo

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