La Habana, 13 Ene.- El presidente estadunidense Barack Obama se perfila al fin de su gestión sin avances en el fin del embargo económico a Cuba, dejando un asunto pendiente a su sucesor, sea quien sea.
En su último discurso sobre el estado de la Nación, el mandatario insistió en la necesidad de cerrar el embargo comercial, económico y financiero impuesto a Cuba desde octubre de 1960.
El llamado se dio a casi un mes de que se cumplió el primer aniversario de que en diciembre de 2014 junto con el presidente cubano Raúl Castro, acordara mejorar las relaciones bilaterales, que sin embargo para el mandatario de la isla antillana, solo podría darse con el fin de ese embargo.
Con una correlación de fuerzas legislativas adversa a su intención, Obama se perfila a salir de la Casa Blanca sin saldar esa cuenta, que tampoco está claro sea superada por alguno de sus posibles sucesores, sean de su Partido Demócrata o del opositor Republicano.
El naciente Grupo Bipartidista de Trabajo sobre Cuba, instalado el 16 de diciembre pasado, es apenas un embrión del cambio que desea Obama y exige Castro, sin nada que augure su continuidad por la nueva administración estadunidense.
Para Obama la Guerra Fría ya terminó y la medida, en ese contexto, carece de sentido.
En 1958, previo al embargo, las exportaciones de Estados Unidos a Cuba sumaban 67 por ciento de sus ventas foráneas, y 70 de sus importaciones, en lo que se refiere al rubro de países llamados pequeños.
Cuba, por otro lado, contaba con 3.0 por ciento de sus exportaciones hacía Estados Unidos y sus importaciones eran del 4.0 por ciento, lo que lo ubicaba como el séptimo socio comercial por tamaño en ambos aspectos.
El bloqueo es un embargo impuesto en octubre de 1960, como respuesta a las expropiaciones por parte del gobierno de Cuba a propiedades de ciudadanos y compañías estadunidenses en la isla tras la Revolución cubana.
En un principio la medida excluía alimentos y medicinas, pero en febrero de 1962 Estados Unidos endureció la medida y llegó a ser casi total.
En 1992, adquirió el carácter de ley con el propósito de mantener las sanciones contra Cuba, mientras La Habana se negara a dar pasos hacia “la democratización y mostrara más respeto hacia los derechos humanos”.
Cuatro años más tarde, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley Helms-Burton Act, que eliminó la posibilidad de hacer negocios dentro de la isla o con el gobierno de Cuba para ciudadanos estadunidenses.
En 1999, el entonces presidente Bill Clinton amplió la medida prohibiendo a las filiales extranjeras de compañías estadunidenses comerciar con Cuba por valores superiores a 700 millones de dólares anuales.
Se trató de la primera ley transnacional en el mundo, pero no obstante en 2000 el mismo Clinton autorizó la venta de ciertos productos humanitarios a la isla.
Este embargo es el más prolongado en la historia moderna por sus 55 años, pero el 17 de diciembre de 2014, los presidentes de Estados Unidos y Cuba acordaron mejorar las relaciones entre ambos países.
En la Séptima Cumbre de las Américas realizada en Panamá el 10 y 11 de abril del 2015, Obama y Raúl Castro se dieron la mano como gesto de acercamiento, hecho que ocupó buena parte de la agenda de la cumbre y que fue valorado positivamente por los países participantes.
Obama recordó la víspera que la política de aislamiento que llevaron a cabo sus antecesores en el puesto fracasó en la promoción de la democracia en la isla, y además entorpeció las relaciones de Washington con América Latina.
También pidió al Congreso que “reconozcan que la Guerra Fría ha terminado. Levanten el embargo”, y abogó por el cierre de la cárcel de Guantánamo, ubicaba en la base naval del mismo nombre y donde se enviaron cautivos de la guerra contra el terrorismo.
“Es cara, es innecesaria y solo sirve como un folleto de reclutamiento para nuestros enemigos”, subrayó. (Notimex)