02/17/2017. Al menos 70 personas murieron y más de un centenar resultaron heridas este lunes cuando un atacante suicida se hizo explotar en medio de una multitud congregada en señal de duelo frente a un hospital del suroeste de Pakistán.
La explosión produjo una verdadera carnicería frente a la sala de urgencias del hospital civil de Quetta, donde unas 200 personas estaban reunidas para compartir su pena por el asesinato pocas horas antes de un reputado abogado de la región, indicó un periodista de la AFP en el lugar.
“El balance alcanzó a los 70 muertos y 112 heridos”, indicó a la prensa el doctor Masood Nausherwani, jefe de los servicios de Salud de la provincia de Baluchistán, cuya capital es Quetta.
Se trata del segundo atentado más letal cometido en Pakistán este año, después del ataque suicida que a fines de marzo mató a 75 personas, entre ellas muchos niños, en un parque de Lahore (este), donde la minoría cristiana celebraba la Pascua.
Una facción de los talibanes de Pakistán, Jamaatul Ahara, vinculada al grupo pakistaní Tehereek-e-Taliban, reivindicó el atentado a través de un correo enviado a los periodistas.
Además, una portavoz del grupo amenazó con más ataques “hasta que se imponga un sistema islámico en Pakistán”.
El ejército se desplegó en los hospitales de la ciudad y en sus alrededores, según las autoridades.
Los cuerpos yacían en medio de un mar de sangre y de trozos de vidrio; y los sobrevivientes, en estado de conmoción, trataban de reconfortarse mutuamente, indicó el reportero de la AFP. Muchas de las víctimas vestían traje y corbata.
La policía confirmó que se trataba de un atentado suicida.
La explosión se produjo cuando los abogados se habían reunido delante del servicio de urgencias. Algunos habían entrado y otros permanecían junto a la verja de la entrada, contó el doctor Adnan, del hospital civil de Quetta.
“Hubo una tremenda explosión y de pronto todo se volvió oscuro. Al principio creí que se había derrumbado un edificio. Luego hubo gritos”, agregó.
Muchos abogados y periodistas habían acudido al hospital después del asesinato del presidente del colegio de abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi, abatido por dos individuos armados cuando salía de su domicilio.
El primer ministro paquistaní Nawaz Sharif condenó el atentado y ordenó reforzar las medidas de seguridad.
“No dejaremos que nadie perturbe la paz de esta provincia, que hemos conseguido restaurar a costa de tantos sacrificios de las fuerzas de seguridad, de la policía y de la población”, afirmó el jefe de gobierno en un comunicado difundido por su despacho.
Las fuerzas de seguridad y los edificios gubernamentales paquistaníes son blanco frecuente de los grupos insurgentes. Los atentados contra hospitales tienen precedentes. En 2010, trece personas murieron al estallar una bomba en la unidad de emergencias de un hospital de Karachi, donde recibían atención médica las víctimas de un atentado cometido poco antes.