La iniciativa pone al alcance de Miami una experiencia culinaria ya consolidada con éxito en Nueva York y Los Ángeles, ciudades donde el Smorgasburg despierta el apetito de vecinos y turistas desde 2011 con espacios dedicados a barbacoas, hamburguesas y pinchos, ensaladas, frituras, carnes, pescados, todo tipo de dulcería artesana y hasta platos para veganos.
A diferencia del “Jardín de las Delicias” de El Bosco, en el seno de este mercado voluptuoso de Miami no hay castigo, sino la recompensa de un cielo culinario volcado en los placeres de la buena mesa y los sabores auténticos.
“Los visitantes podrán embarcarse en una aventura culinaria única en Smorgasburg Miami, con especialidades asiáticas como la comida callejera filipina de So Sarap y la japonesa de Yakitori o la hispana y vegetariana, además de pato, albóndigas, platos horneados, brochetas, ostras frescas o deliciosos helados”, dice hoy en una entrevista con Efe el director e impulsor de este mercado, Gaston Becherano Cohen.
Este banquete pantagruélico, que abrió sus puertas esta semana solo a medios e invitados, tiene en Miami, por lógica, muchos sabrosos incentivos de carácter hispano.
JÓVENES CHEFS EMERGENTES ENFRENTADOS A LA PANDEMIA
Son jóvenes cocineros de “gran talento” que “están haciendo algo especial y delicioso que no encuentras en otro lado, que tuvieron que reinventarse al verse golpeados sus negocios por la pandemia”, precisa Becharano.
Por ejemplo, las arepas artesanales (The Maiz Project), los tacos al estilo Ciudad de México (The Wolf of Tacos), la gastronomía dominicana (Fusión Fuego) y la cubana-japonesa (Dale), las empanadas naturales colombianas (Nadas) o la cocina tradicional puertorriqueña de D’Pura Cepa, incluso los platos veganos de impronta venezolana como los que propone Rutina Verde.
Becherano, de 26 años, participó como vendedor en Smorgasburg de Nueva York en 2017, pero creció en Miami y, por lo tanto, conoce muy bien el rico mosaico de cocinas hispanas que pueblan esta ciudad. Y lo seductor que resulta para el comensal.
Con unos 70 puestos distribuidos en sus 50.000 pies cuadrados en un terreno adyacente a Wynwood Walls, “nuestra ubicación en Miami asegura una gran cantidad de vendedores y platos hispanos”, añade este joven empresario de hostelería y apasionado gourmet.
Destaca Becharano la “espectacular” oportunidad que supone Smorgasburg para “los chefs emergentes que quieren crecer, refinar su ideas y platos mientras sirven a miles de comensales”, como sucederá a partir del próximo 12 de marzo, cuando el mercado abra al público general.
“Eso fue lo que pasó conmigo” en el Smorgarburg Nueva York hasta que abrí mis propios restaurantes, aunque “tuve que cerrar” por la covid-19, regresar a Miami y alumbrar este proyecto culinario, apostilla.
Sin duda, esta sucesión de puestos gastronómicos aviva nuestros atávicos deseos campestres de comer al raso, bajo el cielo abierto, en alegre hermandad mientras saboreamos propuestas como las riquísimas empanadas colombianas de Nadas o la sabia inventiva de la chef cubana Monika Domínguez en Dale.
TRADICIÓN E INNOVACIÓN DE SELLO HISPANO
“Nosotros cuidamos todo el proceso de elaboración de las empanadas desde la selección del grano de maíz para hacer la harina hasta la coloración orgánica y el relleno. Eso es lo que nos hace diferentes”, dice a Efe Carlos Santos, artífice de Nadas, proyecto que surgió como voluntad de supervivencia durante la pandemia.
Las empanadas de Nadas, que ya son un éxito en Nueva York, se ofrecen incitantes en su variedad y presentación: guayaba y queso, carne al pastor, pollo, papa dulce e incluso chorizo vegano.
También se come con los ojos en el seductor puesto de Dale, donde la chef cubana Monika Domínguez ofrece una seductora cocina de fusión cubano-asiática con platos como la croquetas yakitori (un tipo de brocheta a la japonesa), tamal cubano con ropavieja, lechón roll (en rollo) o los ‘noodles’ (fideos) fritos con lechón.
Smorgasburg Miami es un “proyecto súper interesante para poder ofrecer mi fusión de cocina asiática con mi cultura y raíces” cubanas, y, eventualmente llegar a abrir mi propio local, dice Domínguez.
Otro puesto de sello hispano interesante en este mercado al aire libre con rústicas mesas de madera en el centro es D’Pura Cepa, que pregona el arte del tradicional y típico del mofongo puertorriqueño, de origen africano, a base de plátanos fritos y otros ingredientes.
Y como remate, la dulcería irresistible para los “dónuts adictos” que ofrece Pink Love Donut, con más de 80 variedades de este tipo de bollo esponjoso de masa frita: desde el dónut 4 leches y el de tiramisú, hasta el de bacon picante, fresas con chocolate negro, frutas, crème brûlée o el vegano, este último de forma cuadrada y sin ingredientes de origen animal ni huevo.
“Tratamos de tener la mayor cantidad de sabores y opciones de dónuts para los distintos paladares; opciones que sean bien latinas y otras para el público bien americano”, dice a Efe el argentino Diego Macedo, propietario. Emilio J. López
MiCiudadTV