La mañana del 9 de diciembre de 2005 todos los mexicanos lo vieron por televisión: un grupo de policías entra a la cabaña Las Chinitas, libera a tres rehenes y golpea a Israel Vallarta, líder de la banda de secuestradores Los Zodiaco, que se encontraba en compañía de su novia, la ciudadana francesa Florence Cassez. La transmisión fue la prueba reina para condenar a Cassez a 60 años de cárcel, 20 por cada uno de los raptos. Caso cerrado.
Sin embargo, investigaciones posteriores revelaron que aquel operativo, que el país entero siguió en directo había sido un montaje, que Vallarta y Cassez habían sido detenidos días antes y que el show televisivo había sido planeado por la policía mexicana para mejorar su maltrecha imagen. Ante las pruebas reunidas por algunos periodistas, Genaro García Luna, director de la Agencia Federal de Investigación (AFI) no tuvo más remedio que aceptar que todo había sido una “recreación”, pero que se había basado en hechos reales e insistió en la culpabilidad de Cassez y su novio.
Florence Cassez ya lleva casi seis años en prisión, pero ha recibido asistencia del gobierno francés desde el momento en que fue detenida. Sus abogados y varios miembros del gobierno de Nicolas Sarkozy insisten en su inocencia y dicen que las pruebas en su contra fueron fabricadas y que los testigos durante el juicio cambiaron varias veces sus versiones sobre los hechos. Las autoridades de México defienden el juicio como justo y le piden a las autoridades francesas “respetar el fallo”.
Pero la actitud del presidente Sarkozy, que incluso sugirió recientemente que se llevaría a Cassez a la fuerza, ha despertado el nacionalismo mexicano y ha llevado a los dos países a complejos roces diplomáticos. Como el último, que tiene pendiendo de un hilo la celebración del Año de México en Francia, un evento acordado con un año de anticipación y que contempla más de 350 encuentros culturales, artísticos y económicos.
El presidente francés renunció a anular el Año de México, como le pedían importantes sectores de la sociedad gala por el caso Cassez, incluidos algunos ministros y la jefa de la oposición, la socialista Martine Aubry. A cambio, París anunció que la suerte de Cassez sería recordada en cada acto, iniciativa que no le gustó a México, que ahora condiciona su participación.
Y es que en México muy pocos creen en la inocencia de Cassez, pues según reveló el periódico El Universal, a pesar de que el montaje fue cierto, hay muchas pruebas que la incriminan. Varios periódicos mexicanos y artistas, cuya participación está prevista en el Año de México en Francia, expresaron su indignación por la decisión del Gobierno galo de dedicar ese gran evento cultural a Florence Cassez.
Algunos diarios consagraron sus editoriales y artículos de opinión a criticar la postura de Sarkozy, quien decidió dedicar esa celebración de México en su país a Cassez, a modo de protesta por lo que considera una mala decisión de los tribunales mexicanos que la condenaron.
A juicio del periódico El Universal, el presidente francés “ha llevado demasiado lejos su empeño personal” por trasladar hasta Francia a Cassez, y “ha usado el tema para desplegar un populismo doméstico, que identifica a la detención de una compatriota como una afrenta diplomática, sin reparar en el daño causado a las víctimas”.
La semana pasada, los jueces mexicanos confirmaron la sentencia y la condena. Ya no hay recurso posible. Sin embargo, el presidente Sarkozy sigue empeñado en repatriar a la ciudadana.