El Cairo (AFP) – La canciller mexicana, Claudia Ruiz Massieu, pidió este miércoles en El Cairo una investigación “exhaustiva y transparente” sobre la muerte accidental de ocho turistas mexicanos en Egipto por las fuerzas de seguridad, a lo que su par egipcio respondió afirmativamente.
“El mensaje que traigo de México es que nuestro país está muy preocupado por este incidente sin precedentes”, declaró Ruiz Massieu al salir del hospital donde visitó a los sobrevivientes del hecho.
“Esperamos una investigación exhaustiva, profunda y transparente“, agregó la ministra mexicana.
Posteriormente, durante una conferencia de prensa conjunta, el ministro egipcio de Relaciones Exteriores, Sameh Shukry, le aseguró “que el gobierno egipcio se comprometía a realizar una investigación rápida, exhaustiva y transparente para determinar las circunstancias y las causas de este lamentable incidente, así como las responsabilidades”.
Ruiz Massieu había dicho antes que los seis sobrevivientes están “cada vez mejor”, dijo la ministra, que viajó acompañada por algunos de sus familiares, y visitó el hospital donde están internados los heridos, en compañía de dos médicos mexicanos y tres agentes de la policía científica de México.
“Están felices de ver a sus familiares y van a ver al resto de sus familias que llegan esta noche”, agregó la canciller mexicana.
Ahora hay que “ver cuál es la próxima etapa para repatriar a nuestros compatriotas vivos y a los que perdieron la vida”, dijo Ruiz Massieu en declaraciones a los periodistas al salir del hospital Dar al Fuad de la capital egipcia.
La ministra debía entrevistarse también con el presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi.
Ocho turistas mexicanos y cuatro de sus acompañantes egipcios murieron el domingo pasado cuando los vehículos en los cuales viajaban fueron atacados por helicópteros o aviones a 250 km de El Cairo, en una zona desértica muy visitada por los turistas.
– Egipto declina responsabilidad –
El gobierno egipcio afirmó que los organizadores de la excursión eran los responsables de la tragedia por haber hecho viajar a los turistas en vehículos todoterreno y no “en un autocar” y haber penetrado en una “zona prohibida” en un momento en que las fuerzas de seguridad perseguían a yihadistas.
Sin embargo, varias voces criticaron la falta de coordinación entre la policía, el ministerio de Turismo y el ejército.
Otras acusaron al ejército de atacar regularmente a civiles durante las operaciones contra los rebeldes.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, recibió el martes un llamado telefónico de su homólogo egipcio Al Sisi.
Peña Nieto expresó a Al Sisi “el dolor y la indignación” por los hechos e insistió en que haya “una investigación exhaustiva, a fondo y rápida” sobre ese ataque.
El presidente egipcio transmitió a Peña Nieto su “profundo pesar” y dijo que había dado instrucciones para que los heridos sean atendidos debidamente, para que haya “una investigación pormenorizada de los hechos”.
En una larga carta dirigida al pueblo mexicano y difundida el martes, Sameh Chukry dijo que se estaban investigando los hechos y mencionó “un encadenamiento de acontecimientos que siguen siendo oscuros y confusos”.
El ministro egipcio lamentó que “algunos exploten ese trágico acontecimiento para acusar a las fuerzas de seguridad egipcias de no tener reglas de combate estrictas” en la lucha contra el terrorismo.
“México, al igual que Egipto, sufre debido a la violencia a gran escala” provocada “por la guerra de las drogas” y “el crimen organizado que mata a numerosos hombres políticos y funcionarios”.
Responsables de las fuerzas de seguridad que pidieron el anonimato dijeron a la AFP que el ejército y la policía llevaban a cabo el domingo una operación contra un comando que había secuestrado y decapitado a un civil egipcio empleado de las fuerzas de seguridad
El domingo, la rama egipcia del grupo Estado Islámico (EI) había anunciado que había rechazado un ataque de las fuerzas de seguridad en la misma zona donde murieron los mexicanos.
Numerosos países occidentales desaconsejan desde hace meses viajar al desierto occidental de Egipto, en particular desde el asesinato de un estadounidense en agosto de 2014 y el secuestro de un croata, que el EI afirma haber decapitado.
Los ataques, incluido en El Cairo, se recrudecieron desde julio de 2013, cuando las fuerzas armadas destituyeron al presidente islamista Mohamed Mursi, detenido y condenado a muerte, y reprimieron sangrientamente a sus partidarios.
Desde el golpe de Estado de julio de 2013, las fuerzas de seguridad mataron a más de 1.400 manifestantes y detuvieron a 15.000 militantes o simpatizantes islamistas.