La pasión de Deering por lo español resuena en la bella y sólida fachada de piedra de la mansión, que evoca la tradicional masía catalana, y en los elementos arquitectónicos que la adornan: tejas rojas hechas en Cuba, rejas de hierro forjado, baldosas de cerámica, columnas, galerías porticadas y hasta un torreón sobre el tejado mirando al mar.
Es, en palabras de Melissa Díaz, comisaria de la exposición, una muestra de los “gustos eclécticos personales (de Deering) incrustados en esta excepcional casa e histórico legado arquitectónico” que conserva el “toque elegante del Viejo Mundo”.
Díaz explica que durante las primeras décadas del siglo XX los agentes de bienes raíces promovían el sur de Florida como una “tierra de fantasía” entre los prósperos veraneantes y los potenciales inversores.
Y el estilo de arquitectura neomediterránea de inspiración española, con elementos italianos y del norte de África incorporados, se ajustaba maravillosamente a este nuevo canon de construcción y belleza.
UN APASIONADO DEL ARTE ESPAÑOL QUE RESIDIÓ EN SITGES
De hecho, Deering, que residió en Sitges (Cataluña) y fue mecenas y amigo personal del pintor español Ramón Casas (1866-1932), ideó la construcción de La Casa de Piedra, de 13.900 pies cuadrados (1.293 metros cuadrados), consciente de que sus gruesos muros de piedra y hormigón eran muy apropiados para protegerse del inclemente sol del sur de Florida en verano.
Además de ser los 46 centímetros de grosor de los muros un factor de seguridad a prueba de incendios para albergar su valiosa colección de arte español y antigüedades de todo el mundo.
Hoy, prosigue Díaz, La Casa de Piedra es “expresión de la conexión de los mundos de Charles Deering: parte es Florida, con las piedras de los muros, que son específicas de esta zona, y esto conectado a todos los elementos que están inspirados por España y otras partes Europa”.
“Tenemos todas las conexiones de todas las partes del mundo en este sitio con 450 acres de naturaleza nativa, intacta, alrededor, y eso me fascina”, expresa con entusiasmo Díaz, de origen cubano y licenciada en Historia del Arte por la Universidad del Sur de Florida (USF).
De manera que el visitante se enriquece doblemente, tanto por “la experiencia del museo y de la Casa de Piedra” como por el encuentro con “la Florida real, la de los indios Tequesta”, con sus bosques y vegetación exuberante “antes de las construcciones y de los edificios” y que Deering quiso preservar, dice.
En cuanto a la exhibición, con obras que se exponen por primera vez, esta ofrece una “muy interesante colección de fotografías muy antiguas con técnicas a base placas de autocromo del interior del castillo de Maricel”, en Sitges, construido entre 1910 y 1918 y donde Deering pasó varias temporadas.
Los cuartos de la Casa de Piedra, en sí espacios expositivos, albergan tallas religiosas de santos (bultos), vitrales de España, muebles diseñados por artistas ingleses y franceses, documentos personales, gran parte de la biblioteca y tarjetas postales que envió Deering desde Sitges a Estados Unidos.
Sobresalen dos extraordinarias pinturas sobre lienzo de Ramón Casas, la “Procesión de miércoles de ceniza en Barcelona” y el “Retrato de María Tubau”, una famosa actriz española de la época, además de obras de pintor impresionista Anders Zorn (1860-1920), quien fue amigo personal del magnate estadounidense.
UNA BODEGA OCULTA EN TIEMPOS DE LA LEY SECA
La visita a la acogedora mansión de Charles y Marion Deering conduce a la bodega secreta del empresario en los años de la Ley Seca en EE.UU., oculta tras una estantería de pared y una puerta blindada de banco que disimula su existencia… y la de una bien surtida colección de vinos franceses, champán, Oporto, jerez español y otras bebidas espirituosas.
Charles Deering no residió mucho tiempo en su amada y luminosa finca del sur del condado de Miami-Dade, solo cinco años, entre 1922 y 1927, pero hoy esta casa-museo figura en el Registro Nacional de Propiedades Históricas de EE.UU. y merece “detenerse en ella para admirar todos sus detalles impresionantes”, añade Díaz.
Este centenario de la Casa de Piedra es una oportunidad única “para que la gente visite la exposición y disfrute de este espacio, de la historia de los Deering, de su contribución y conexiones culturales con todo el mundo” y, muy especialmente, con España y la población de Sitges, hace hincapié.
Una muestra de afecto y gratitud de aquellos vecinos de Sitges hacia Deering, quien realizó numerosas obras benéficas, es la placa en bronce que hoy se exhibe en una pared del porche de la mansión frente al mar: “La Vila de Sitges a son fill adoptiu Carles Deering, 23 agost 1916”, se lee.
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