Los sobrevivientes del tsunami que golpeó el viernes el noreste de Japón se enfrentaban el sábado a una nueva amenaza mortal: la posibilidad de que se funda un reactor nuclear en pleno centro de la zona damnificada.
Una tensa calma reinaba en las localidades destruidas de las costas niponas del Océano Pacífico, en donde el tsunami arrasó vecindarios enteros, arrastrando consigo casas, vehículos y habitantes.
Algunos pájaros se oían trinar en medio de los campos destruidos de Minamisoma, en donde la ola del tsunami alcanzó a llegar dos kilómetros adentro de las tierras, dejando deshechos por doquier, así como vehículos y materiales de construcción de madera flotando en el lodo.
Sayori Suzuki, una ama de casa de 34 años, recuerda con terror los hechos del viernes, cuando Japón fue sacudido por el terremoto más fuerte de toda su historia.
“Nunca había conocido un sismo así”, dijo. “Mi hijo se puso a llorar y a gritar, mientras que los objetos se caían de las estanterías”, agregó.
“Mi casa no sufrió daños, pero la de un miembro de mi familia fue arrastrada (por la ola del tsunami). Otro familiar me dijo que mientras se escapaba a bordo de su carro, veía por el retrovisor que las olas lo alcanzaban. Casi no se salva”, dijo la misma fuente.
Como si esta destrucción apocalíptica y las frecuentes réplicas del terremoto del viernes no fueran suficientes, una nueva amenaza apareció este sábado, mientras que las autoridades evacuaban a los habitantes de zonas aledañas a dos viejas centrales nucleares.
Japón se preocupaba por la posible fusión del reactor número 1 de la central de Fukushima, a 250 km al noreste de Tokio, en donde el sistema de enfriamiento se descompuso y en donde los mecanismos anti incendio mojaron las barras de combustible irradiado.
Poco más tarde, se registró una explosión en ese lugar. A 12 km de ahí, el sistema de enfriamiento del reactor número 2 también se descompuso. Este problema afecta directamente a la familia de Suzuki.
“Mi hermano es empleado de ahí. Trabajó durante toda la noche. Estoy preocupada por él a causa del riesgo a exponerse a la radiación”, explicó Suzuki.
Los sobrevivientes estaban en estado de conmoción luego del tsunami y del terremoto que dejaron más de 1.700 muertos y desaparecidos en Japón y cuyas imágenes han sido transmitidas en todo el mundo.
“Todo comenzó a mecerse ligeramente, y luego, las sacudidas fueron verticales. Esto continuó durante cinco minutos. Apenas podía mantenerme en pie”, dijo un obrero de 35 años que se encontraba trabajando en el momento del terremoto.
“Dos hornos (de la fundición de su fábrica) explotaron, uno tras otro. También pudimos escuchar explosiones de las fábricas vecinas”, agregó.
El tsunami, provocado por el terremoto de una magnitud de 8,9 (el séptimo más fuerte de toda la historia sísmica del planeta), destruyó la ciudad de Sendai, en donde la policía encontró entre 200 y 300 cadáveres en la playa. En el puerto de Rikuzentakata fueron encontrados entre 300 y 400 cadáveres.
En toda la región, los sobrevivientes, socorridos por miles de soldados, buscaban a sus familiares y amigos.
“Hay tanta gente que perdió la vida”, dijo un hombre de edad avanzada a periodistas de la televisión antes de estallar en llanto y agregar: “No tengo palabras para (describir) esto”.