La Habana, (PL) Una sincronización endemoniada y creatividad sin límites fueron los principales ingredientes de la presentación que regaló al público cubano el grupo estadounidense Mary Ellen Childs Company con su espectáculo Crash.
Enmarcado en el 16 Festival de Teatro de La Habana (FTH), la agrupación norteamericana dio una clase magistral la víspera en el capitalino teatro Trianón sobre cómo hacer música, e incluso verdaderas sinfonías, con sólo los elementos indispensables.
Tambores, claves, raros artículos esféricos con arroz e incluso el cuerpo humano, sirven como medio e instrumentos para producir sonidos y complejas tonadas a los artistas Heather Barringer, Erik Barsness, Peter O´Gorman, Eric Sudeen y Heidi Eckwall.
Desde los inicios mismos del concierto, el público se mostró en sintonía con el grupo que dirige Ellen Childs, entre cada acto aplaudía y celebraba de manera intensa los esfuerzos y osadías de los protagonistas del escenario.
“Crash es un conjunto emotivo y vigorizante que expresa el concepto de música en movimiento. Ejecutando los trabajos de percusión visual de Ellen Childs, su osado y visceral estilo combina el tamborileo con una sensibilidad elegante”, sostiene un comunicado entregado antes de comenzar el show.
Entre los momentos más destacados y apreciados por la audiencia durante la velada, cabe citar una especie de homenaje realizado por Barsness, O´Gorman y Sudeen al deporte nacional de Estados Unidos y Cuba: el béisbol.
Durante este acto, los estadounidenses aunaron sus talentos y con sus propias manos, pies e incluso las cremalleras de sus camisetas lograron armar una enérgica sinfonía acompañada de gestos clásicos del deporte en cuestión; el público enloqueció.
Estas fueron sólo algunas de las sensaciones que dejaron en el 16 Festival de Teatro de La Habana la Mary Ellen Childs Company y su espectáculo Crash, uno entre los casi 40 extranjeros en este macro evento teatral cubano.