Nueva York, 22 ene (EFE).- Cuando el miércoles pasado el hasta ese momento presidente de Estados Unidos Donald Trump subía por última vez al Air Force One camino de su residencia de Mar a Lago, en Florida, al ritmo de la canción “YMCA” del grupo Village People, dejaba atrás cuatro años de turbulenta presidencia, para retomar los mandos de su empresa y tratar de poner orden a su desbarajuste financiero.
En los últimos meses de su primer y último mandato, la prensa local, con The New York Times, a la cabeza aireó sus problemas con el fisco, que mantiene abierta una auditoría que podría costarle 100 millones de dólares.
Ya antes de trasladar su residencia a la Casa Blanca en 2016, sus negocios, centrados en el sector inmobiliario y turístico no vivían su mejor momento y, con la llegada de la pandemia, ambos sectores se han visto especialmente golpeados.
Según datos revelados por los medios estadounidenses, se sabe que el famoso constructor de las torres Trump debe, entre otras deudas, en torno a 285 millones por su edificio en la avenida de las Américas en Nueva York, 170 por el hotel Trump International en Washington, 162 millones por un rascacielos que levantó en San Francisco y otros 125 por el hotel y campo de golf Trump National Coral en Miami.
Unas deudas, que según la revista Forbes, debe resolver en los próximos tres años.
En total, el empresario debe hacer frente a un agujero de unos 1.000 millones de dólares, que, sin embargo, para la revista Forbes no suponen que esté “arruinado”, ya que sus activos, según los cálculos de esta publicación centrada en hacer estimaciones patrimoniales de famosos y personalidades, se elevan a 3.660 millones de dólares.
PROBLEMAS BANCARIOS
Trump tiene al menos tres de sus hipotecas -de más de 300 millones de dólares- con el banco Deutsche Bank, su principal fuente de crédito durante años, que hace poco rompió sus relaciones con el exmandatario, poniéndolo al en una situación bastante delicada.
Por un lado, tiene una deuda de 170 millones contraída por la construcción del hotel Trump en Washington y otra de 45 millones en la que también puso como aval su hotel de la capital; y por el otro lado, adeuda al banco una hipoteca de 125 millones por la construcción del Trump National Doral. Las tres vencen entre 2023 y 2024.
Además, sus relaciones con el banco son también objeto de varias investigaciones judiciales, entre ellas una abierta por el fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus R. Vance, por posible conducta penal por la manera en que se concedieron dichos préstamos.
En diciembre, la banquera del Deutsche Bank encargada de gestionar los millonarios préstamos de Trump, Rosemary Vrablic, renunció a su cargo después de que se abriera un proceso de revisión interna que afectaba a su equipo, de acuerdo al Times.
LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DEL ASALTO AL CAPITOLIO
La irrupción en el Capitolio de cientos de seguidores de Trump, el pasado 6 de enero, no solo desató las condenas políticas por todo el país y desembocó en la solicitud de un juicio político contra Trump tras responsabilizarlo de incitar a sus fervientes admiradores, sino que empujó a numerosas empresas vinculadas a la marca Trump a distanciarse del magnate.
De hecho, el Deutsche Bank se apresuró a anunciar que no hará más negocios con él una vez que este devuelva el préstamo de más de 300 millones de dólares.
A la firma alemana se sumó este viernes el banco Florida BankUnited, que anunció que cortó lazos con el showman y los medios locales también han informado el cierre de las cuentas de Trump en el Professional Bank, también en Florida.
Signature Bank, otra entidad en la que Trump tiene cuentas personales con más de 5 millones de dólares y que lo ayudó a financiar su campo de golf en Florida, también ha decidido romper relaciones con el expresidente.
Sus problemas financieros no se reducen solo a los bancos, ya que tras el allanamiento del Congreso y el Senado por sus acérrimos acólitos, la Asociación Profesional de Golf (PGA) anunció que no disputará su campeonato de 2022 en el Trump National Golf Club Bedminster en Nueva Jersey, por temor a que su marca se vea perjudicada.
La Alcaldía de Nueva York rescindió un contrato valorado en 17 millones de dólares que tenía con la Organización Trump para operar un tiovivo, dos pistas de patinaje sobre hielo y un campo de golf en la ciudad.
Pero además, un rosario de grandes compañías como AT&T, Mastercard, American Express, Marriott, Dow, Morgan Stanley y Blue Cross Blue Shield han anunciado que van suspender sus donaciones a los legisladores que mostraron su apoyo a Trump tras la invasión del Congreso, lo que también podría afectar los negocios del exmandatario.
“Joven, cuando te falte dinero puedes quedarte ahí, y estoy seguro de que encontrarás muchas formas de pasar un buen rato”, reza la canción de Village People, que se convirtió en un himno del movimiento gay y que Trump eligió para su despedida de la presidencia.
Y es que con sus principales bancos dándole la espalda y numerosas corporaciones tratando de no verse relacionadas con la cada vez más denostada marca Trump, el presidente número 45 de los Estados Unidos deberá hilar muy fino para mantener su imperio a flote.
Jorge Fuentelsaz