Donald Trump: el mejor aliado del gobierno mexicano.
Por Ignacio L. Prieto., El título de este articulo estoy seguro habrá captado la atención del lector por su carácter ilógico y falto de racionalidad. Recientemente el multimillonario icono del poder inmobiliario estadounidense, Donald Trump hiciera su lanzamiento para la candidatura presidencial por el Partido Republicano y con ello algo que lo ha lanzado a la fama más rampanpante: la acusación ofensiva contra los mexicanos, a los cuales tildó de traficantes de drogas, delincuentes y violadores. Sin duda la carrera política hacia la Casa Blanca a mi modesto entender terminó ese mismo día para Trump. Sus comentarios, más allá de racistas, demostraron su falta de diplomacia, ética y responsabilidad en sus palabras. Ni al más conservador de los estadounidenses se le ocurriría poner en las manos de semejante personaje los destinos de esta nación. Pero a pesar de su descargue contra los hijos de la Tierra de Juárez, Donald Trump si se ha convertido en el mejor aliado del gobierno de México. Parecerá estúpido pero es así. Desde que Enrique Peña Nieto llegara al poder en 2013, para poner fin a la guerra contra el narcotráfico que trajo a ese país más muertos en solo un año que todos los soldados norteamericanos caídos en las guerras de Iraq y Afganistán combinadas, las esperanzas habían asomado, tal cual arco iris en medio de los negros nubarrones torrenciales. Peña Nieto, más con aires de galán de telenovelas que de político, con una verborrea un tanto más inteligente que sus antecesores, buscaba sacar a esta bella nación de la crisis política que vivía. Pero en sus dos de cinco años como gobernante, México sigue siendo el mismo país, donde la violencia no cesa y los cadáveres y fosas comunes clandestinas están a la orden del día. Nada ha cambiado Peña Nieto, excepto en que ahora la impunidad es aún más abierta. En septiembre de 2014 toda la América se consternó ante la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Iguala. Niños que fueron apresados por la policía local y de ellos no se sabe aún nada. Ni siquiera sus cadáveres han podido recibir un digno trato. Sus restos mortales están por ahí, en algún lugar escondidos. Lo peor es que los 43 no es ni remotamente un caso aislado, sino solo la punta del iceberg. El problema que vive la nación azteca de institucionalidad es ya degradante y no parece que se vaya a resolver. De acuerdo a estudios divulgados por el periódico La Jornada solo en 2013, la mitad de las prisiones mexicanas estaban controladas por el hampa, con un sistema de autogobierno. Por su parte el Índice Global de Impunidad dispuso que México ocupaba el penúltimo lugar entre las 59 naciones que brindan y acumulan información acerca de este fenómeno. Considerado de este modo en un estado corrupto, donde más del 75% de los delitos quedan impunes. Sin embargo, paradójicamente, el sistema judicial es incapaz de asegurar la gobernabilidad y el respeto de la integridad y dignidad humana. Cerca de un 46% de los reclusos mexicanos están tras las rejas sin sentencia, en clara violación de los derechos humanos. Muy significativamente menos, ahora que todo se ha volcado para protestar contra las denigrantes declaraciones de Trump. Nadie comenta sobre los sucesos de Oaxaca durante las elecciones municipales. Los residentes de esta ciudad, sobre todo el gremio de los maestros mostraron su solidaridad con los estudiantes desaparecidos. Fueron actos de protesta y desobediencia civil donde se quemaron urnas y se dejó claro que una buena parte de la población no confía en el sistema aparentemente democrático del país. Los pocos ecos contrarios a la crisis institucional que vive México están acallados. La prensa mexicana solo sabe hablar de Trump. Está claro que ante los pocos resultados internaciones del Tri y el ya acabado argumento de las telenovelas mexicanas, ahora las palabras del magnate norteamericano son un bálsamo para este gobierno, que ya ahora puede manipular a las masas y unirlas en torno al odio hacia Trump, a fin de que no puedan comprender que si su gobierno fuera diferente, ningún mexicano tendría que aguantar a Trump. En palabras del Ministro de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chang, quien salió a defender la integridad mexicana, con suma justicia a mi entender, éste llama ignorante a Trump. Con esta frase se le levanta la autoestima nacionalista y la sensación de que se tiene un gobierno que no acepta afrentas de nadie, ni siquiera de un multimillonario de la nación del Norte. Sin embargo me cuesta creer, como este mismo señor, aun hoy permanece tan tranquilo, mientras las calles de cualquier ciudad en el país, están en manos de un crimen organizado que para no pocos escépticos es el verdadero dueño de la política nacional. Gracias Trump, podrá decir sin dudas Peña Nieto y su camarilla. Gracias amigo, porque a la gente se le olvidó, que es mi responsabilidad del por qué tantos desean emigrar.