Quito (AFP) – Colombia y Venezuela no lograron concretar una cita presidencial para resolver su grave crisis diplomática y fronteriza, que deja unos 20.000 colombianos afectados, incluidos 1.482 deportados, al término de un encuentro de cancilleres celebrado el sábado en Quito.
Contrario a la expectativa, las cancilleres de Colombia, María Ángela Holguín, y de Venezuela, Delcy Rodríguez, se levantaron de la mesa sin un acuerdo concreto para fijar una reunión entre los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro.
Al cabo de cuatro horas de conversación a puerta cerrada, apenas hubo una escueta declaración a la prensa leída por el jefe de la diplomacia ecuatoriana, Ricardo Patiño.
Las ministras “llevaron a cabo una importante reunión en Quito para tratar los temas sensibles de su relación bilateral y, habiendo avanzado satisfactoriamente en el tratamiento de los mismos, los llevarán a consulta de los presidentes para planificar una próxima reunión presidencial”, señaló la nota.
El encuentro había levantado expectativa porque debía ser el paso previo a una cita presidencial para superar la crisis derivada de la decisión venezolana de cerrar varios puntos fronterizos.
Pese a ello, Patiño se mostró optimista por el futuro del diálogo bilateral, pese a que tampoco se anunció la nueva fecha de un próximo encuentro.
“Nuestro anhelo es que este inicio de las conversaciones pueda fructificar y alcanzar la realización de una próxima reunión presidencial, para lo cual (…) seguiremos trabajando en los próximos días”, dijo el ministro.
Patiño agregó que la reunión de este sábado arrojó “resultados esperanzadores para el futuro de los dos países hermanos”.
Ecuador y Uruguay acompañaron la reunión como presidentes pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), respectivamente.
– A la espera de una nueva cita –
Después de semanas de tensión, Bogotá y Caracas reanudaron el sábado sus contactos diplomáticos, interrumpidos por el llamado a consultas de los respectivos embajadores, a raíz del cierre de puntos limítrofes dispuesto por Venezuela el 19 de agosto.
El 26 de agosto, Holguín y Rodríguez sostuvieron un primer encuentro en el puerto caribeño de Cartagena de Indias, pero tampoco lograron una salida a la crisis que había estallado siete días atrás.
Colombia y Venezuela, que comparten una frontera de 2.219 km, cifran sus esperanzas de entendimiento en la reunión Santos-Maduro.
Los mandatarios han intercambiado fuertes declaraciones al calor de la crisis, pero aún así han manifestado su intención de verse las caras y resolver las diferencias.
Maduro ordenó el cierre parcial de la frontera tras un ataque a militares venezolanos que dejó tres heridos, una agresión que el gobernante socialista atribuyó a “paramilitares colombianos”.
Desde entonces han sido deportados 1.482 colombianos y casi 20.000 han retornado por miedo a ser expulsados, según las últimas cifras de la ONU.
Mientras Venezuela defiende la medida fronteriza como parte de una ofensiva para limpiar la frontera de paramilitares y contrabandistas, el gobierno de Santos ha denunciado un drama humanitario por la arbitrariedad con la que, según sus autoridades, han actuado los militares venezolanos.
El encuentro de cancilleres de este sábado fue gestionado directamente por el ministro Patiño, quien el miércoles viajó a Caracas y Bogotá para invitar al diálogo a los dos países.
“Estamos poniendo todas nuestras esperanzas en que los resultados de estos diálogos que ahora han comenzado puedan a ser muy fructíferos para lograr el mejor resultados”, insistió Patiño la noche del sábado.
El ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, se había expresado igualmente optimista al comienzo del encuentro de cancilleres. “Venimos con el mejor ánimo para ayudar a que pueda haber un entendimiento entre ambos. Vamos a trabajar con la mejor disposición”, dijo.
El jueves Maduro extendió la mano a su colega colombiano: “presidente Santos, por qué usted y yo no aplicamos un poco de sabiduría popular y nos sentamos cara a cara pronto, pronto”.
De su lado, Santos se ha mostrado proclive a un diálogo directo, “serio y respetuoso” bajo las condiciones de que “nunca más se vuelvan a violar los derechos humanos de los colombianos”, y los deportados puedan regresar por sus pertenencias.
Venezuela actúa como garante del proceso de paz que lleva a cabo desde hace casi tres años el gobierno de Santos con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) en La Habana.