Después de que la Oficina de Intereses de Cuba en Washington DC adquiriera carácter de embajada, las dudas hacia una nueva etapa en las relaciones diplomáticas entre las dos naciones quedaron despejadas. No creo que pueda haber hermandad entre ambas, pero si al parecer habrá entendimiento y dialogo. Para confirmación de ello, baste mencionar como en los últimos días la Isla antillana ha sido visitada por decenas de comerciantes, políticos, artistas, deportistas y todo personaje del glamour estadounidense, para dejar constancia, de que antes que sea lo que vaya a ser, yo estuve. Pero detrás de todo esto han quedado, los que a mi juicio, son los verdaderos protagonistas de esta epopeya: nosotros, los más de tres millones de cubanos que residimos 90 millas al norte de la isla, siendo nuestro espacio preferido el estado del Sol, donde el confortable clima nos recuerda el eterno verano antillano. A nosotros a decir verdad nadie nos ha preguntado, ni siquiera sabemos que vamos a ganar con todo esto. Por lo pronto solo sabemos que en vez de Oficina de Intereses, ahora tenemos una embajada. Sin embargo, después de la visita del alcalde de St. Petersburg, Florida, Rick Kriseman en agosto pasado a Cuba, se abría una interrogante: la posibilidad de abrir una oficina consular cubana en el área de la Florida, específicamente en la ciudad del extinto muelle. Ante la negativa de Miami y el silencio cómplice de las demás candidatas al pastel cubano, parecía que St. Petersburg se llevaba “el gato al agua”. Pero para ponerle un tono más dramático, al estilo del juego de pelota que se empata por el home club en el noveno inning, en días recientes, los comisionados de la ciudad de Tampa, en votación de 5-0 acordaron que Tampa podía ser candidata también a establecer la oficina consular cubana en su jurisdicción. Los miembros de las comisiones se mostraron optimistas y esta medida es igualmente apoyada por la Greater Tampa Chamber of Commerce, cuyo CEO, el Sr. Bob Rhorlack expresó lo siguiente al periódico local Tampa Bay Times: “tenemos que ser proactivos acerca de lo que está por venir en el camino (…) tenemos la infraestructura lista”. Por su parte, el Comisionado, Les Miller apuntaba que “Hillsbororugh es el hogar más lógico”, en franco detrimento de la candidatura de St. Petersburg o una postulación de última hora de Miami. En cierto sentido comparto muy de cerca la opinión de Miller. Tampa tiene una magia que la une a Cuba por lazos históricos y culturales. En la Universidad de Tampa por ejemplo queda un cañón de los que fueron utilizados en Cuba, durante la Guerra de 1898. Fue dentro de las paredes de lo que fuera el viejo Tampa Bay Hotel, donde Teddy Roosevelt prepararía el plan de ataque para desembarcar en Cuba con sus intrépidos “rough riders”. De igual manera nos queda la huella del Apóstol cubano, José Julián Martí y Pérez, de nuestro inmortal Antonio Maceo y Grajales y otros distinguidos patriotas que usaron los encantos de nuestra ciudad como modo de esparcimiento antes de partir al sacrificio libertario. Sin dudas, es por todo esto que existe una calle denominada nada más y nada menos que República de Cuba, así mismo en español, que cruza enfrente del edificio, donde años atrás, nuestro José Martí deleitara a la audiencia de cubanos emigrados, con sendos discursos patrióticos. Todo lo expuesto, no obstante, no agota las razones. Tengamos en cuenta que ya en estos momentos Tampa alberga a una buena cantidad de emigrados cubanos, especialmente de las últimas oleadas migratorias, los que sin dudas tienen más razones para agilizar sus trámites migratorios, pues hemos sido los que dejamos en pedacito nuestro allá, y por mucho que odiemos al régimen, no nos queda más remedio que claudicar ante nuestro propio orgullo y salir en busca de lo que es nuestro por herencia, aun cuando ya nuestras vidas sean diferentes. Probablemente, se piense que con este enclave se pudiera beneficiar en algo a los tiranos que desgobiernan a Cuba. Exactamente nadie ha sido capaz de pronosticar qué es lo que sostiene al régimen castrista. La realidad ha demostrado que más de 50 años de exclusión no han sido suficientes para derrocarlos. Tal parece que ante cada acto de ataque sale más fortalecido, tomando como rehén al pueblo de Cuba. En lo personal pienso que el Consulado puede ser el blanco de nuestras exigencias para que las malditas trabas que ha impuesto el gobierno cubano a sus ciudadanos sean levantadas y podamos visitar en condición como cualquier otro individuo de este mundo, la tierra que nos vio nacer. Por todo esto, desde mi parecer no quedan dudas, el Consulado cubano debe ser establecido en Tampa, no para beneficio de los que desgobiernan mi Patria, sino para que cese en algo el perjuicio de los míos. Si habrá un consulado en Florida, todos los caminos lo conducen a Tampa.