“Si te pones a ver, incluir textos en los collages es muy contemporáneo y ellos llevan haciéndolo desde 1919, según recoge el libro ‘Expresiones de la locura: El arte de los enfermos mentales’, de (el psiquiatra alemán) Hans Prinzhorn”, dice a Efe Juan Martín, director ejecutivo de la fundación National Art Exhibitions of the Mentally Inc (NAEMI), a cargo de la muestra.
“Quisimos montar esta exhibición para seguir hablando de la importancia que tiene el arte ‘outsider’ dentro del arte contemporáneo en estos momentos, que es algo que se tiende a ningunear”, afirma el coleccionista, que compra y expone este tipo de arte desde 1989.
Martín dice que llevaba “más de un año” buscando una galería para esta exposición, que incluye cuadros e instalaciones de creadores de Estados Unidos, España y Cuba realizados con técnica mixta y con “un 99 %” de las piezas no exhibidas hasta el momento.
LAS PALABRAS, UN DENOMINADOR COMÚN
Fue el Kendall Art Center, propiedad del empresario estadounidense de origen cubano Leonardo Rodríguez, quien le ha dado espacio en su pequeño almacén convertido en galería, en unos confines del sur de Miami cercano a un aeropuerto ejecutivo, donde a simple vista no parece existir actividad cultural.
“La exposición propone un juego del lenguaje con las obras, un juego que amplía indagaciones paraliterarias. En estas obras, el texto es el motivo central, actuando no solo como entidad poética sino también como elemento estético esencial”, reseña en el catálogo el curador del muestra, el estadounidense Lyle Rexer.
Dibujos a plumilla, acuarelas, collages, instalaciones donde figura una cabina telefónica prácticamente en desuso en el mundo; un neceser que cuelga del techo con el título “Los sueños de hoy”; arte figurativo y abstracto se dan la mano con un denominador común: las palabras.
“Al curador y a mí nos intrigaba mucho cómo estas personas trabajan los textos”, dice Martín, que atesora 1.200 obras de arte “outsider” en la colección permanente de NAEMI y busca un socio para hacer intercambios.
Martín muestra primero una obra de la artista cubana Misleidys Castillo, que además de tener “grandes problemas psiquiátricos” es sordomuda.
“Notábamos que ella siempre incluía las letras E, A y N en sus trabajos, que al principio solo mostraban cuerpos de hombres. La mamá todavía no sabe qué significan estas letras”, dice Martín, quien no deja de asombrarse con las obras de Castillo.
Ella expone una única pieza, “Meieoaof”, técnica mixta sobre papel que muestra una figura andrógina y musculosa con cuerpo de hombre y rostro femenino aparentemente de algún animal.
Misleydis fue una de las artistas que participaron en 2019 en la exposición “Flying High: Women Artists of Art Brut”, en el The Bank Austria Kunstforum, en Viena, y está representada por una galería francesa que se ha especializado en arte marginal, “outsider” o “brut”, al igual que otros artistas de NAEMI.
UNA CABINA DE TELÉFONO INTERVENIDA POR UN ENFERMO MENTAL
“Una obra que me encanta”, comenta Marín, “es la de (el español) Ramón Losa, ‘Diario de Albacete’, una serie que comienza con una obra figurativa donde el texto va comiéndose todo lo que es figura, y al final termina con una obra abstracta completamente”, señala el coleccionista.
Martín va de un lado a otro de la galería hasta detenerse frente a una cabina telefónica “intervenida” por el cubano Jorge Alberto Hernández Cadi, conocido artísticamente como “El buzo”.
“Agilizar el desastre”, que también añade textos diversos a un antiguo teléfono público, es una instalación sobre un pedestal que según el coleccionista “ha sido bien difícil cargar con ella”.
Al lado hay otra pieza de Hernández Cadi que presenta una montaña de libros con títulos nuevos pegados a sus lomos. “Ensartado por el tiempo”, “Guerra psicológica inconclusa” y “¡Cuidado, puede ser CULTURA!”, son algunos de los “libros” de “El buzo”, un sobrenombre que en Cuba se les da a los recolectores de basura.
Según el catálogo, “El Buzo” ha sido diagnosticado con esquizofrenia durante más de dos décadas.
“”The Cry, My Chaos to Me”, de Bill Seeger, estadounidense, es una parodia del conocido cuadro “El grito”, del noruego Edvard Munch.
La obra favorita de Rodríguez, el galerista anfitrión, es un collage de la estadounidense Candice Avery, “Survival of the fittest” (Supervivencia del más apto), que hace referencia a la teoría evolutiva de Charles Darwin.
“No es que todos estemos locos, sino que la pasión que ponen estos artistas en lo que hacen vale para inspirar a cualquier persona que no haya hecho arte a convertirse en creador”, afirma Rodríguez.
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