Middletown (Estados Unidos) (AFP) – Los violentos incendios que arden en California están amenazando un bosque de secuoyas gigantes, un tesoro nacional que cada año visitan miles de personas, según explicaron este martes las autoridades estadounidenses.
El llamado incendio Rough (Rough Fire), el más grande de los doce activos en todo el estado, avanzó peligrosamente hacia los famosos árboles en los últimos días.
“Las llamas se acercaron a una serie de secuoyas gigantes en el parque nacional de King’s Canyon y Secuoya, por lo que hemos tomado medidas preventivas para que no les pase nada“, explicó a la AFP el portavoz Mike Theune.
Uno de los ejemplares que más preocupa a las autoridades es el General Grant, el segundo secuoya más grande del mundo con sus 81,6 metros de altura.
Los bomberos no dejan de esparcir agua alrededor del árbol y de controlar su estado. También han instalado un sistema de riego junto al ejemplar Boole, el sexto más alto del mundo, situado en las cercanías.
“Tenemos a algunos de los mejores bomberos del mundo trabajando contra este incendio para proteger estos tesoros nacionales”, señaló Theune.
Aunque el fuego no llegue a alcanzar las secuoyas, el intenso calor de las llamas es un auténtico peligro que pone en riesgo su capacidad para reproducirse.
El incendio Rough ha quemado ya más de 36.300 hectáreas alrededor del parque nacional. Los más de 3.700 bomberos desplegados han logrado contener un 40% de las llamas.
– Las viñas, a salvo –
Miles de bomberos seguían intentando extinguir el martes los otros incendios, en particular los de Valley y Butte, que dejaron un muerto y arrasaron más de 56.000 hectáreas y 750 viviendas.
La pequeña localidad de Middletown, situada al norte de San Francisco, se convirtió en una zona de guerra tras ser totalmente engullida por las llamas.
Sus habitantes comenzaron a volver a cuentagotas para comprobar lo que quedaba de sus casas. Las autoridades estiman que se han perdido al menos 400 viviendas y comercios.
“Cada persona podría contar una historia de terror imposible de creer”, explicó a la AFP Ashley Mayhew, responsable del supermercado Hardester, quien atendió a cientos de vecinos desesperados por comprar agua y comida.
“La gente regó literalmente de agua sus casas para salvarlas”, afirmó.
Está previsto que las temperaturas desciendan un poco en los próximos días, pero las autoridades no bajan la guardia: los terrenos están totalmente áridos por los cuatro años de sequía que arrastra California, lo que beneficia la propagación del fuego.
El gobernador Jerry Brown, que declaró el estado de emergencia en las zonas más afectadas, todavía ve lejos el final de la temporada de incendios.
“Las cosas irán a peor por el cambio climático”, advirtió el lunes ante la prensa.
Las llamas, por ahora, no han dañado los famosos viñedos del valle de Napa, que cada año atraen a miles de turistas.
“El incendio de Valley, tal y como se comporta ahora, no supone una amenaza inminente para el valle”, explicó a la AFP la portavoz de la asociación de viticultores de la región, Cate Conniff.
“Hemos sido muy afortunados”, apuntó.
California ha registrado en lo que va de año unos 7.000 incendios, 1.600 más que la media, que han calcinado más de 26.300 hectáreas.