Lyon (AFP) – Maxence, de seis años que nació sin su mano derecha, se convirtió este lunes en el primer niño francés con una prótesis impresa en 3D, una tecnología barata y lúdica que no cuenta con ningún aval médico.
Desde 2013, una fundación estadounidense, la e-NABLE ha lanzado una red filantrópica que pone en contacto a personas con impresoras 3D con familias con hijos a los que les falta algún dedo o una mano.
Hasta la fecha, se han suministrado más de 1.500 prótesis a través de esta plataforma.
“Es así cómo nos pusimos en contacto con Thierry Oquidam. Ya había producido benévolamente este tipo de prótesis para niños en el extranjero y quería beneficiar a un niño en Francia”, cuenta el padre de Maxence, Eric Contegal.
Maxence forma parte del centenar de pequeños que nacen cada año en Francia con una malformación en uno o varios miembros. En su caso se trata de agenesia, ausencia de formación de un miembro durante el desarrollo embrionario.
Desde que nació, este pequeño de la localidad de Cessieu, entre Lyon y Grenoble (este), ha logrado “encontrar soluciones solo” para vivir sin la mano derecha. Sus padres decidieron, cuando nació, “no ponerle ninguna prótesis médica”.
Por lo tanto, esta prótesis 3D le permitirá experimentar nuevas cosas, sobre todo, porque es muy fácil de usar. No se necesita ninguna operación. La prótesis se acopla con un velcro y se utiliza tan fácilmente como un guante.
“Ahora tendrá una mano del color que le guste, de super-héroe (con una gran “M” de “superMax”), que podrá quitar o poner cuando lo desee. Va a ser divertido durante el recreo con los compañeros”, asegura la mamá, Virginie.
– 50 euros –
“Es un aparato que se ajusta en el brazo con velcro y está destinado a aquellos que tienen una muñeca y una palma. La flexión de la muñeca es la que hará que la mano y los dedos se doblen al tirar de los tendones. Este mecanismo, muy simple, no permite hacer cosas con mucha precisión como anudar los cordones de los zapatos pero permite hacer cosas complicadas de hacer cuando te faltan los dedos como el columpio, el patinete o atrapar un balón”, explica el fabricante Thierry Oquidam, interrogado por la AFP.
Para este ingeniero, el mayor interés radica en lo “divertido” que puede resultar para los niños ya que les puede dar la impresión de disfrazarse, algo que no les produciría una prótesis “fea” como las que proporciona el circuito médico tradicional.
Además del costo de fabricación, de menos de 50 euros. Algo fundamental para un niño que tendrá que cambiar de prótesis varias veces a lo largo de su crecimiento. Además, si se rompe, la familia puede repararla directamente con una impresora disponible localmente.
Sin embargo, todos relativizan el alcance de una prótesis de este tipo. “Se puede decir que tendrá una herramienta más, pero no se sabe si servirá para mucho“, dice el papá.
De hecho, ni la familia ni el fabricante esconden que “no hay ninguna prescripción médica detrás”.
Interrogado por la AFP, el profesor Charles Msika de la empresa francesa de cirugía ortopédica y traumatología (Sofcot) estima que la “prótesis 3D parte con la ventaja de permitir ver si satisface las necesidades del niño antes de fabricarla”.
Para los padres, el objetivo es simplemente mejorar el día a día de estos pequeños y la mirada de los demás. Y la experiencia de Maxence podría permitir al resto de los niños en Francia beneficiarse, a través de la asociación de personas afectadas por la agenesia (Assedea).
“No es la primera vez en Francia. Hasta yo estoy sorprendido del eco que está alcanzado esto”. Es simplemente “la primera mano que mi asociación distribuye en Francia”, dice el informático que ya ha fabricado benévolamente este tipo de prótesis para niños y adultos en Inglaterra y en Bélgica.
No es “revolucionario” pero “la impresión 3D está cambiando totalmente la imagen de algunos profesionales, en particular la del personal médico”, concluye.