Estambul (AFP) – Dos atentados golpearon el Consulado de EEUU y una comisaría en Estambul y, junto a otros ataques en varios lugares de Turquía, dejaron seis muertos entre los miembros de las fuerzas de seguridad, una violencia que aumenta al ritmo de los bombardeos de Ankara contra el PKK kurdo.
El Gobierno turco apuntó como responsables de los dos atentados en Estambul, respectivamente, a un grupo radical marxista y al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
En Estambul, un atacante suicida detonó un vehículo cargado de explosivos justo después de medianoche frente a una comisaría en el distrito de Sultanbeyli, en la orilla oriental de la ciudad. Resultaron heridas 10 personas, entre ellas tres agentes, indicó la agencia oficial de noticias Anatolia.
Siguieron enfrentamientos con la policía durante toda la noche, en los que otras personas dispararon contra la comisaría. Por la mañana, la agencia de prensa Dogan anunció la muerte de dos militantes en choques con las fuerzas del orden en este mismo distrito, a los que se suma la del propio suicida.
El lunes por la mañana, dos personas armadas abrieron fuego contra el Consulado de EEUU, ubicado en el tranquilo barrio de Istinye de Estambul.
En total en todo el país, seis miembros de las fuerzas de seguridad turcas murieron este lunes: cuatro policías en la provincia de Sirnak (sureste) víctimas de una bomba colocada en una carretera, un soldado, en el ataque a un helicóptero militar, y el jefe de policía de la comisaría atacada en Estambul, herido en los enfrentamientos posteriores a la explosión.
Ankara culpa de los tres ataques a militantes kurdos. El PKK ha reivindicado la muerte de más de 20 policías en Turquía durante las últimas dos semanas como represalia por los ataques aéreos en su contra.
– 390 “terroristas” muertos.
Fuerzas especiales de la policía turca, durante los enfrentamientos con unos atacantes en el distrito de Sultanbeyli, este lunes 10 de agosto en Estambul
Tras el ataque contra el consulado estadounidense lanzaron inmediatamente un operativo para capturar a los presuntos atacantes y detuvieron a una mujer, identificada como Hatice Asik, de 42 años y miembro del DHKP-C.
Turquía se encuentra bajo tensión desde que el 24 de julio declaró una “guerra contra el terrorismo” que apunta tanto a los rebeldes kurdos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) como a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) en Siria.
Los numerosos ataques aéreos posteriores al anuncio se centraron no obstante en la guerrilla kurda, y oficialmente solo hubo tres bombardeos contra el EI.
De acuerdo con la agencia estatal de noticias Anatolia, hasta el momento 390 “terroristas” han muerto en la campaña aérea llevada a cabo en Turquía y el norte de Irak.
La insurgencia del PKK, que exige más derechos y poderes para la minoría kurda de Turquía, comenzó hace más de 30 años y ha dejado decenas de miles de muertos.
Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos consideran al PKK como una organización terrorista, aunque los aliados occidentales de Ankara han pedido moderación en los actuales bombardeos contra este grupo.
Turquía, Estado miembro de la OTAN, rechazaba hasta hace poco participar en las operaciones de la coalición contra el grupo Estado Islámico, ante el temor de favorecer así a los kurdos sirios que combaten sobre el terreno contra los yihadistas cerca de su frontera.
Pero el atentado del 20 de julio en Suruç (sur), en el que murieron 32 personas y que fue atribuido al EI, llevó a Ankara a dar un giro en su estrategia, que incluye la autorización a Estados Unidos a utilizar la base aérea de Incirlik, ubicada en una zona clave en el sur de Turquía.
Las autoridades turcas han arrestado a más de 1.300 personas desde finales del mes pasado en redadas policiales dirigidas a nivel nacional contra presuntos miembros del PKK, así como del EI y del DHKP-C.
La espiral de violencia desatada tras el atentado de Suruç puso fin a un frágil alto el fuego vigente desde 2013 entre Ankara y el PKK.