Muchos recuerdan con tristeza, como hace 25 años, luego de despegar de la plataforma de lanzamiento y a tan solo 73 segundos de vuelo, el transbordador espacial Challenger, desapareció de las pantallas de radar y de la vista de millones de americanos que veían el despegue por televisión, explotando en miles de fragmentos.
Dejando como saldo, 7 astronautas muertos entre ellos la maestra Christta Mc Auliffe de 37 años, quien se preparaba para realizar su primero vuelo al espacio exterior. La misión que estaba rodeada por un halo trágico desde el comienzo, estuvo a punto de ser suspendida en varias ocasiones por las extremas condiciones climáticas que reinaban en la zona en esos días, y también debido a un escape de combustible, que provoco más demoras en el lanzamiento, pero el martes 28 de enero de 1986, la cúpula de la NASA, dio luz verde al despegue sin saber lo que 73 segundos después pasaría.
Después de una orden perentoria del Presidente Ronald por esclarecer los hechos, se creó una comisión investigadora que descubrió como el frio afecto unos sellos de caucho —sobre los cuales algunos técnicos de la NASA, tenían sus reservas—dándose un escape de combustible en los tanques de propulsión y generando la explosión que desemboco en la destrucción total del transbordador, causando la muerte a su tripulación.
Este accidente, uno de los más graves en la historia aeroespacial tuvo como consecuencia el cese por espacio de dos años de vuelos de los transbordadores. Hasta que en 1988 fueron aceptadas las revisiones que se hicieron a los protocolos y procedimientos, y se alcanzaron los niveles de seguridad necesarios, para misiones espaciales.